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el Seminario Conciliar de México busca corregir carencias del pasado

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El arte y la Inmaculada Concepción, tal y como los artistas de todos los tiempos visualizan. 


Durante la ceremonia de clausura de cursos del Seminario Conciliar de México en julio pasado, el cardenal Norberto Rivera Carrera confirió al padre Julián Arturo López Amozurrutia el cargo de Rector  del ?Alma Mater? de la Iglesia de México.

Desde hace poco más de seis años, el P. Julián López, especialista en Teología Dogmática y Filosofía, ha participado en la labor formativa de los seminaristas como Director Espiritual, Profesor de Teología y, en los últimos cuatro años, como Director del Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos (ISEE), en el que se preparan los alumnos del Seminario Conciliar de México (SCM).

Visión sacerdotal

Desde siempre, el SCM ha sido punta de lanza para la Iglesia mexicana, muestra de ello es el especial interés que presentan el cardenal Norberto Rivera Carrera y sus Obispos

Auxiliares a esta institución.

?El Seminario es el corazón de la Arquidiócesis de México, pues de él egresan los pastores y guías de esta ciudad?, comenta el P. Julián López, para quien la Rectoría representa una delicada tarea, que dice estar dispuesto a asumir ?por amor al sacerdocio de Cristo, al Seminario, a la Arquidiócesis y a la comunidad?.

Para el padre López Amozurrutia, la Iglesia está urgida de hombres santos y sabios, por lo que es necesario que en quienes pertenezcan o deseen ingresar al Seminario, ?la semilla de la vocación florezca de modo limpio y puro lleno de fortaleza y confianza en Cristo nuestro Señor?.

Sin embargo, el sacerdote toma las cosas con reserva consciente de las diversas problemáticas que aquejan a los alumnos: ?Vivimos un momento muy difícil. Nuestros seminaristas provienen de realidades duras: desintegración familiar, ruptura de la comunicación, un relativismo espantoso y comodidad en la irresponsabilidad; todo ello perjudica la semilla vocacional del llamado, e incluso llega a ser obstáculo para la plenitud de una vivencia en Cristo?, afirma.

Pese a los actuales métodos formativos que involucran tanto a los candidatos al sacerdocio como a sus formadores, en un ambiente de confianza y apoyo mutuo, el P. Julián López reconoce que el Seminario Conciliar no ha podido evitar contagiarse de la llamada ?vida sin compromisos? y habla de los retos que ello implica.

?En este tiempo en que culturalmente se tiende a no asumir compromisos de por vida ni personales, debemos asumir el reto de fomentar personas maduras, sanas y equilibradas, capaces de practicar la santidad en un trato humano solidario y misericordioso?.

Para el P. Julián López, cultivar corazones y mentes pertenecientes a Cristo puede lograrse mediante los instrumentos que la Iglesia recomienda en su magisterio. Unido a ello, la ?estrecha comunicación que exista entre formadores y seminaristas será el mejor vehículo para formar una comunidad eclesial de misión, donde la gracia de Dios se haga presente?.

Carencia de sacerdotes

La Arquidiócesis de México, al igual que la Iglesia Universal, sufre una preocupante escasez de vocaciones, a lo que se agrega la falta de comunidad entre los mismos sacerdotes y la dificultad de comprometer a todos los fieles en un proceso misionero vocacional. Ante esta situación, el nuevo Rector pretende estrechar los lazos de fraternidad al interno y externo del Seminario.

?Es necesario crear estrategias concretas de cercanía personal, reforzando mucho los contactos al externo con la Arquidiócesis, los Vicarios Episcopales, las parroquias, las instancias diocesanas, los párrocos y religiosos. Al interno del Seminario también se requiere desarrollar un trabajo de persona a persona, creando confianza mutua entre todos los involucrados en el proceso formativo?, explica.

De acuerdo con el sacerdote, el nuevo equipo formador pretende retomar algunas de las iniciativas de la anterior Rectoría, aprovechando, al mismo tiempo, las iniciativas de quienes se integran a la labor formativa.

?La vocación sacerdotal es muy hermosa; la posibilidad de desgastar la vida al servicio de nuestros semejantes, a imitación de Cristo, es uno de los caminos de realización humana más bellos que existen. Para eso está el Seminario, para formar alumnos enamorados de Cristo, que vivan su fe, amando su propia vocación, entregados a la Arquidiócesis como a su esposa que sirven, y dispuestos a las necesidades que enfrenta la Iglesia en el siglo XXI?, concluye.

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