Extranjeros
La entrada de
extranjeros a la Nueva España estuvo muy controlada y vigilada por las
autoridades españolas. Había una frase que decía: "que ningún moro
(árabe), ningún judío, ningún reconciliado, ni hijo ni nieto de quemado
pueda pasar a las Indias".
Un "reconciliado" era aquel que cometía un delito religioso, se le juzgaba en la Inquisición y se arrepentía públicamente.
A la Nueva España
llegaron algunos extranjeros: de los estados de la monarquía
castellana, como flamencos, italianos y portugueses. Algunos alemanes e
italianos se dedicaron a la explotación de minas de plata, que exigía
la participación de expertos en tecnología minera y fundición.
En las zonas
comerciales, como el puerto de Veracruz, había extranjeros que vendían
o compraban productos. También podían encontrarse en la corte del
virrey y en las órdenes religiosas.
A los pobladores de
los países protestantes se les prohibía la entrada a la Nueva España.
Por eso, muchos extranjeros llegaron a esta colonia de manera ilegal y,
ya en ella, se dedicaban al comercio ilegal.
Judíos
Los judíos fueron
expulsados de España en 1492 por orden real. Muchos de ellos se
convirtieron al catolicismo y viajaron a la colonia novohispana. A
estos judíos conversos también se les llamó criptojudíos o marranos.
Había una enorme
antipatía contra los judíos conversos. La mayoría practicaban su
religión clandestinamente y eran vigilados muy de cerca por el tribunal
religioso de la Inquisión.
Había tres
principales centros de judíos en la Nueva España: la ciudad de México,
Veracruz y Guadalajara. En su mayoría eran tenderos, vendedores
ambulantes,ladrones y vagabundos. Algunos comerciantes judíos se
dedicaban al tráfico de esclavos, importación de cacao venezolano y,
sobre todo, a la compra-venta de telas de orígen chino, español,
noreuropeo y mexicano.