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2007: El año en el que el latín volvió a escucharse en misa

El 2007 será recordado como el año en que el Papa Benedicto XVI permitió el uso cotidiano del antiguo rito de la misa en latín, luego de casi 40 años de permanecer fuera de las liturgias.

 

El 7 de julio El Vaticano dio a conocer la carta apostólica en forma de Motu Proprio -decreto emitido por voluntad del Pontífice- que lleva por título ?Summorum Pontificum? y la cual establece la apertura al latín sin necesidad de un permiso.

El idioma oficial de la Iglesia católica del latín era de uso obligatorio hasta que en 1965 el Concilio Vaticano II permitió la traducción del rito de la misa a las llamadas ?lenguas vernáculas?, los diferentes idiomas del mundo.

Antes de esa fecha se utilizaba la liturgia contenida en el misal de San Pío V en la versión que incluía un último cambio introducido por Juan XXIII en 1962, el mismo Papa que convocó el Concilio que dejó de lado el latín.

                           

                          

Tras el Vaticano II y bajo el papado de Pablo VI se formuló un nuevo rito, no se trató sólo de una mera traducción sino a una verdadera ?reconfiguración? de la misa, más corta y con menos pasajes, que se abrió a todas las lenguas del planeta.

Desde su llegada a la catedral de San Pedro, Benedicto XVI mostró fuerte interés por preservar la herencia del pasado de la Iglesia Católica en todos sus ámbitos: cultural, espiritual, musical y litúrgico.

El mismo líder religioso dejó en claro en un discurso pronunciado ante la Curia Romana en diciembre de 2005 que la institución eclesiástica ?post-conciliar? se debía entender sólo a la luz de aquella ?pre-conciliar?.

Esto fue entendido por especialistas vaticanos como la antesala de la ?liberalización? de la misa de San Pío V, pero también como la primera gran línea del pontificado del Papa alemán: el regreso a los orígenes.

                           

Hasta la publicación del Motu Proprio los canonistas tenían opiniones divididas sobre el antiguo rito en latín, algunos decían que este había sido ?suspendido? mientras otros sostenían que la intención del Concilio fue de ?cancelarlo?.

A esta duda respondió el mismo Joseph Ratzinger en el texto del ?Sumorum Pontificum? donde, en el artículo uno, escribió que el misal de 1962 ?nunca fue abrogado? y, acto seguido, autorizó su uso como ?forma extraordinaria de la liturgia de la Iglesia ?.

La medida dada a conocer en julio entró en vigor el 14 de septiembre según lo establecido por el decreto apostólico y la sección del Vaticano encargada de normar su puesta en práctica es la comisión ?Ecclesia Dei?.

El presidente de ese dicasterio romano, Darío Castrillón Hoyos, explicó  que la decisión ?no es una marcha atrás? y rechazó que se obligue a los católicos a asistir a misas en latín ya que, dijo, el rito universal continúa siendo el moderno.

Indicó que Benedicto XVI ?ama la liturgia? y por ello desea mantener ese tesoro, ?no quiere regresar, no pretende obligar, se trata de una oferta para quienes tienen la sensibilidad? de valorar el rito en latín.

Para Castrillón Hoyos en ningún momento el decreto papal obliga a obispos y sacerdotes para llevar a cabo ?equis? número de misas de ritual antiguo por semana sino que abre la posibilidad, a quien quiera, de acceder a esa celebración.

                                

?Si unos fieles en su libertad tienen el deseo de experimentar el latín lo podrán hacer y los sacerdotes podrán libremente usar el misal de San Pío V o el del Pablo VI, porque no se trata de un permiso para un grupito?, destacó.

De origen colombiano el purpurado es el responsable en la Curia Romana de la relación con los llamados ?lefebristas?, el grupo de seguidores del arzobispo Marcel Lefebvre quien se opuso en la década de los 70 a los dictados del Concilio Vaticano II.

Entre las acusaciones de Lefebvre se cuenta una crítica al cambio del ritual y la introducción de las lenguas propia de cada país para la celebración eucarística.

Los ?lefebristas? han expresado su simpatía por este Pontífice con el cual estarían en condiciones de superar su alejamiento de Roma y regresar bajo la tutela del Vaticano; una de sus condiciones para esto es justamente la liberalización del misal de San Pío V.

                                      

Al respecto Darío Castrillón auguró que este acercamiento se concrete porque con este Motu Proprio ?no tendrían razón para quedarse ya afuera?, sólo que su decisión final ?dependerá de ellos?.

Mientras El Vaticano impulsa un acercamiento con estos grupos millones de católicos de todo el mundo redescubrieron que la misa puede ser diversa, con un idioma que data de miles de años atrás y con el celebrante de espaldas al pueblo.

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