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The New York Fashion Bazar


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Los
medios de comunicación han llegado a ser la fuente más importante de
información y conocimiento en la configuración del panorama de
saturación social, informática y mediática de nuestro tiempo.

The New York Fashion Bazar.
Una joya de los magazines ilustrados

Julieta Ortiz Gaitán

El hombre del Siglo XX encontraría la poesía en prospectos, catálogos y carteles, y la prosa en los periódicos?
                                José Jiménez

Los
medios de comunicación han llegado a ser la fuente más importante de
información y conocimiento en la configuración del panorama de
saturación social, informática y mediática de nuestro tiempo.
Constituyen un sistema determinante e influyente que hace llegar sus
mensajes a todos los sectores: ricos y pobres, progresistas y
reaccionarios, eruditos e iletrados, niños, jóvenes y no tan jóvenes.
Se habla de una hiperrealidad fascinante que alucina con su poder de
penetración incontenible, que ha modificado valores, conceptos y, sobre
todo, la cosmovisión del mundo contemporáneo.

En
sus inicios, la prensa fue sin duda el más impactante de los medios
impresos en las sociedades industrializadas; fue medio de comunicación
que alcanzó un período de auge hacia finales del siglo XIX con el
perfeccionamiento de las técnicas de impresión y reproducción
fotomecánica, y que contribuyó a la proliferación de las publicaciones
diarias y al género conocido como prensa ilustrada. El
surgimiento de publicaciones e impresos periódicos se dio en países
industrializados tempranamente, y ya para 1832 el londinense Penny Magazine y el Charivary de
París entregaban al gran público el acontecer de la época desde la
óptica crítica de Daumier y Decamps, con imágenes complementarias y
efectivas para formar y reflejar tanto la opinión como los gustos de
una clase burguesa en continuo ascenso y consolidación.
           El
papel de la prensa, como medio precursor de la comunicación masiva, fue
determinante en el surgimiento de nociones tales como el
individualismo, la libertad, el ?dejar hacer? y el ?dejar pasar?, la
divulgación del conocimiento (se le llamaba ?vulgarización? de los
conocimientos y abundó a través de manuales, guías y demás
publicaciones que aún conservaban el sello del enciclopedismo) y otros
conceptos que definen a las sociedades occidentales de ideología
ciudadana, liberal y democrática. La información pasó a constituirse en
un valor y en un derecho, llamados con el tiempo a erosionar las
estructuras rígidas de la jerarquización social.

           La
expansión de la prensa ilustrada durante el siglo XIX se debió
principalmente a los adelantos técnicos relacionados con su
funcionamiento. El diseño editorial, la tipografía y las técnicas de
impresión se vieron modificados por varios factores, uno de los cuales
se refiere a la incidencia de la fotografía y toda la secuela
tecnológica que de ella se desprende. Un hecho sustancial en este
aspecto consistió en la posibilidad de grabar fotomecánicamente
ilustraciones con semitonos, las llamadas tricromías y cuatricromías,
que abrieron el camino para el uso industrial del color. Basado en los
descubrimientos de Henry Fox Talbot y de Thomas Bolton, el New York Daily Graphic publicó
el 4 de marzo de 1880 la primera ilustración fotográfica directa con
medias tintas o semitonos, lograda con base en el uso de retículas:

No ha habido dibujo en la ilustración. La impresión se
ha obtenido directamente del original [?] y confiamos que estas
ilustraciones puedan ser impresas regularmente en nuestras páginas
directamente a través de las fotografías sin intervención del dibujo
(Juan Antonio Ramírez, Medios de masas e historia del arte, Cátedra, Madrid, 1976, p. 122).

En cuanto a la producción, en 1886 el New York Tribune
utilizó por vez primera el mecanismo de la linotipia que permitía el
uso de bloques o líneas en lugar de la impresión de letras aisladas.
Estas innovaciones incidirían, de manera sustancial, en la
estandarización y producción masiva, debido al consecuente aumento de
tiraje propiciado por rotativas con capacidad para imprimir miles de
ejemplares, como los nueve mil ejemplares de doce páginas cada uno que
imprimía por hora el New York Journal en 1895 (ibidem, p.
120). Por la misma época la casa editorial Monrocqde París, desarrolló
la conveniencia de sustituir la piedra litográfica por planchas de
zinc, lo cual repercutiría a favor del coste, el peso, el almacenaje y
el uso de la llamada fotolitografía en impresiones a todo color.
           Hacia finales del siglo XIX, el apogeo económico y social de la Bella Época se reflejó con glamour
en la proliferación de magazines ilustrados publicados en las
principales capitales europeas, protagonistas de la expansión imperial
hacia el resto del mundo, con excepción de Estados Unidos de América,
futura potencia industrial y sociedad de consumo por antonomasia. Es en
las más importantes metrópolis donde se desarrollan los grandes
emporios periodísticos que conformarán la base económica e industrial
de la comunicación masiva y donde el perfeccionamiento de la tecnología
permitirá los más altos niveles en calidad y cantidad que conviertieron
a este tipo de revistas en verdaderas joyas de las artes gráficas.

           Tal es el caso de The New York Fashion Bazar, publicada
por George Munro en 1888. La publicación veía la luz mensualmente a un
precio de 25 centavos el ejemplar y tres dólares la suscripción anual.
El contenido, como su nombre lo indica, gira en torno a la moda
femenina e infantil, así como a elaboradas labores de crochet y bordado realizadas exclusivamente por manos femeninas, como parte de sus virtuosas habilidades manuales.
           Las
atractivas imágenes ejercen su encanto desde la portada, a todo color,
y con un esquema compositivo que se repite regularmente: la tipografía
del encabezado, la envolvente fitomorfa y la galería de amorcillos de
la parte inferior son los mismos en cada número y se encargan de
enmarcar con líneas finas y ondulantes art nouveau, a siete
bellas mujeres, jovencitas y niños que modelan vestidos, trajes,
sombreros y todo tipo de accesorios de la complicada moda finisecular.

Importante antecedente en revistas de moda fue el Harper?s Bazar. A Repository of Fashion, Pleasure and Instruction, publicado
por primera vez en 1867 en la ciudad de Nueva York, con un precio de
diez centavos el ejemplar y cuatro dólares la suscripción anual, a
pagar ?por adelantado? (?Per year in Advance?). El subtítulo
del encabezado habla con elocuencia de las funciones de este género de
publicaciones: ?moda, placer e instrucción?, es decir, además de la
moda y el entretenimiento, promover la idea ilustrada de divulgación de
todo tipo de conocimiento y ciencia aplicada, por medio de
procedimientos prácticos del ?hágalo usted mismo?, todo lo cual
redundaría en el mejoramiento de los niveles de vida.
           En
el rubro de ?placer? es clara la intención de dar espacio a
prestigiados dibujantes e ilustradores que tenían a su cargo la
ejecución de imágenes, así como a jóvenes artistas que, con el tiempo,
también formarían parte de lo más destacado de las artes gráficas. Sin
embargo, aun en la enorme cantidad de grabados e ilustraciones que
permanecen en el anonimato, encontramos cualidades pictóricas
suficientes para considerarlos en la misma categoría relevante. Es
notable, por ejemplo, la precisión y delicadeza de la línea que
reproduce los bordados y tejidos a gancho de crochet en los artículos dedicados a estas labores.

          El New York Fashion Bazar dedicaba
la mayoría de sus páginas a la moda pero también publicaba obras de
teatro, novelas por entregas, poemas, artículos como ?Las mujeres en
los negocios?, ?Comentarios y cotilleos?, ?El arte de administrar la
casa? (?Good Housekeeping?), escritos sobre mujeres
destacadas, ?El Doctor de las Damas?, partituras, historietas y tiras
cómicas, así como una gran variedad de anuncios y ?reclamos?.
          Los
modelos, tanto de la portada como los del interior de la revista, se
numeran en la imagen para localizar con facilidad en el texto la
descripción detallada de las prendas de vestir. En las últimas páginas
de cada ejemplar, entre la variedad de anuncios y publicidad, los
patrones para confeccionar ropa en casa se ofrecen como un gran
atractivo. Munro?s Bazar Pinned Patterns afirmaba que estaban
preparados para surtir todos los patrones de las prendas publicadas en
la revista, por lo tanto, la numeración facilitaba los pedidos por
correo. En el anuncio se especificaba cómo tomar medidas para la
correcta selección de los patrones y el precio de los mismos; se podían
adquirir Pinned Patterns para prendas de damas y niños. Para los residentes en Canadá había que cubrir un cargo extra de diez centavos.

La
moda, como un sistema simbólico de gran contenido social, estableció
claramente tanto las jerarquías de la sociedad como los roles
desempeñados, las distinciones, identidades, gustos y demás factores
indicativos de las coordenadas sociales en las cuales se encontraba un
individuo. La confección de ropa estuvo a cargo de modistos,
principalmente, quienes vestían a la aristocracia y a las élites; el
común de los mortales elaboraba su ropa en casa sin mayores
pretensiones, siguiendo formas tradicionales del vestido. Sin embargo,
en el clima de evolución y progreso propio del siglo XIX irrumpen dos
inventos que cambiarán este esquema establecido: la máquina de coser,
patentada por Isaac Singer, y los patrones para corte y confección obra
de Ebenezer Butterick.
          Butterick, nacido en Sterling,
Massachussets, en 1826, al oír las quejas de su mujer por no encontrar
una manera fácil y práctica de hacer la ropa de los niños, se le
ocurrió la idea de elaborar en papel las piezas de las prendas de
vestir, como un rompecabezas, pero hecho a manera de moldes que además
abarcaran distintas tallas y medidas. El éxito inmediato del invento
causó, entre otras cosas, una cierta democratización en la apariencia
de los seres humanos, mayor higiene en las costumbres y la disminución
de las tareas de costura en casa. El logro de Butterick lo llevó
asimismo a publicar en 1867 el Ladies Quarterly of Broadway Fashions, y poco después un boletín mensual intitulado Metropolitan, y en 1873 otro magazine denominado The Delineator. La
empresa continúa operando con prosperidad hasta nuestros días, en el
mismo edificio levantado en 1903, el Butterick Building, en el centro
de Manhattan.

          Buena parte de la aceptación de estos patrones de costura ?Pinned Paper Patterns- se debió a la difusión dada por revistas de moda, como el mencionado New York Fashion Bazar, donde
la Munro?s Publishing House (instalada entre los números 17 al 27 de
Vanderwater Street, Nueva York), se encargaba de ofrecer libros,
catálogos y publicaciones como ?A new book for Ladies. Cutting-out and dressmaking. Full Directions for Cutting every Garment worn by Ladies, with NUMEROUS DIAGRAMS. Price twenty-five cents.?
          Como complemento de la máquina de coser, los patrones se anunciaban como ?The Standard System of Dress- Cutting [?] You have a MACHINE for sewing garments, and now comes a machine for cutting
them. Make a pleasure of your profession and gratify your customers by
TESTING this great labor-saving invention, this season, at your own
home for 30 DAYS FREE OF CHARGE.?
          En estas promociones
está presente, de manera reiterada y permanente, la finalidad no sólo
de ahorrar esfuerzo sino también de hacer placentero el trabajo, con la
intervención efectiva de la máquina.

          Otro de los atractivos ofrecidos por el
New York Fashion Bazar consistía
en los manuales de diversos tipos anunciados al final de cada número.
Piezas literarias que documentan, de manera prístina, el pensamiento y
sentir de una época, entreverados con rituales y costumbres que
reflejan los valores, además de las ?buenas maneras?, indispensables
para el correcto y exitoso desempeño social. Destaca entre los manuales
publicitados The New York Fashion Bazar Book of Etiquette, A Guide to Good Manners and the Ways to Fashionable Society, que
por el precio de 25 centavos ofrecía ?todas las reglas de cortesía de
la Vida Moderna; la etiqueta para compromisos y matrimonios; las buenas
maneras y educación de los niños; el arte de la conversación y de la
escritura de cartas; invitaciones; maneras en la mesa; etiqueta para
visitas y lugares públicos; cómo servir desayunos, almuerzos, comidas y
tes; cómo vestirse para viajes, ir de compras y cómo comportarse en
hoteles y balnearios. Este libro contiene todo lo que una Dama y un
Caballero requieren para un correcto comportamiento en todos los
eventos sociales.?

           Otros interesantes manuales ofrecidos fueron el New
York Fashion Bazar Book of the Toilet. A Complete Guide and Manual to
all the Arts and Secrets of Personal Beauty and Charm;
así como el New
York Fashion Bazar Model Letter-Writer and Lovers? Oracle. A Complete
Guide for Both Ladies and Gentlemen in Elegant and Fashionable
Letter-Writing.
Por medio de estos manuales se aprendían las
reglas y los secretos del cuidado de la belleza y salud para las damas,
así como el saber escribir cartas correctamente y con los formatos
establecidos para cada ocasión, ambos requerimientos considerados de
gran utilidad y beneficio tanto social como individual. También por
catálogo se podían ordenar los más variados títulos de libros de
bolsillo, en la copiosa lista  ofrecida por The Seaside Library. Pocket Edition, de la mencionada casa editora de George Munro.
           Las
revistas de modas, con un contenido más ecléctico y mundano, han
continuado hasta nuestros días brindando a los lectores y consumidores
toda la variada información que es bien recibida, ya sea por su
ligereza, entretenimiento, conocimiento o simplemente por enterarse de
lo que sucede en el mundo, incluida la moda.

          Nada mejor para concluir que el editorial de Revista de Revistas
(escrito
con motivo de su 25 aniversario), destacada publicación mexicana, en el
cual conocemos los objetivos que han hecho de las publicaciones de
modas uno de los géneros más exitosos del periodismo moderno:

La tribuna de los sabios y de los poetas, los hombres
de ciencia y los artistas. Y junto a la nota frívola, el comentario y
la información; la nota gráfica de interés general y las crónicas de
viaje; doctrinas filosóficas, humorismo, historia, conocimiento y
divulgación de teorías estéticas y políticas, inventos y
descubrimientos. Un kaleidoscopio interesante y ameno, enciclopedia
semanal que traduzca todos los aspectos de las actividades humanas (27
de enero de 1935).

 
Inserción en Imágenes: 01.08.07.
Foto de portal: Blusa y sweater para niña y un sombrero de dama, The New York Fashion Bazar.

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