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Con 7 reelecciones y más de 20 años en el poder, Don Porfirio dejo huella a su paso por la presidencia de este país y claro en tan largo período y posiblemente con mucho menos corrupción que hoy, construyó muchas obras, no solamente en la capital, pues existen muestras tangibles en muchas ciudades de la república.
La red ferrocarrilera nacional, el sistema de desagüe del Valle de México, la red de tranvías eléctricos, las redes de drenaje y de agua potable, el alumbrado público, primero de gas y después eléctrico, las redes eléctricas y telefónicas, son apenas una muestra del enorme progreso que tuvo México entonces.
Sin embargo, mi punto de vista es que lo más importante construido en su época fueron los edificios, todos ellos muy bien proyectados, de excelente calidad y de impresionante buen gusto; la lista sería extensa y tediosa de leer, pero de lo que no tengo la menor duda es que la ciudad de México si era entonces “La ciudad de los palacios”.
Las dos obras cumbre de Don Porfirio y que nunca pudo terminar fueron el Palacio Legislativo y el gran Teatro Nacional, que después adoptaría el nombre de Palacio de las Bellas Artes.
Este último lo terminó de acuerdo al proyecto original el Presidente Portes Gil, hasta el año de 1932, en que fue solemnemente inaugurado
Mientras tanto el gran proyecto del Palacio Legislativo que contemplaba el uso de una super manzana en lo que hoy es “Plaza de la República” y en donde se encuentra actualmente construido el no muy agradable “Monumento a la Revolución”, jamás se pudo terminar.
El proyecto ganador del concurso que se efectuó en 1898 fue del italiano Adamo Boari y una vez que fue corregido y aprobado por la Secretaría de Comunicaciones, Don Porfirio dio la orden de iniciar la construcción de la estructura, que era toda de fierro.
En la foto siguiente se tiene una vista de frente del proyecto, que como pueden darse cuenta se trataba de una magna obra que incluía un conjunto escultórico en el peristilo (lugar rodeado de columnas) formado por 8 cariátides (una cariátide es una columna o soporte de un edificio que adopta la figura de la mujer u otra forma humana) de las cuales las 6 centrales representaban respectivamente El Trabajo, La Paz, La Ley, La Elocuencia, La Fuerza y La Verdad.
¡Vaya que sería bueno que nuestros actuales diputados conocieran este magno proyecto y no confundan el recinto legislativo con una vecindad de barrio, llena de comadres mitoteras y peleoneras!
La construcción de la estructura, por razones que desconozco, tardó mas de 10 años en terminarse y no fue hasta 1910, unos meses antes de su renuncia, que el mismo Don Porfirio asistió a la ceremonia de colocación de la primera piedra del edificio.
Como todos sabemos, ese edificio jamás se terminó y al estallar la revolución quedó la estructura ennegrecida y fea durante muchos años.
La foto que sigue, es una muestra de lo bella que aún se conservaba la ciudad de México por allí de 1910-1915, fecha en que debe haber sido tomada. Representa la Av. Juárez y su continuación que después se llamó Av. del Ejido y el crucero con el Paseo de la Reforma y Bucareli. Allí pueden ver la estatua de Carlos IV esculpida por Manuel Tolsá y conocida como “El Caballito”, en el sitio que ocupó durante muchos años y además, lo que fue el viejo edificio de la Beneficencia Pública y después Lotería Nacional, casona de estilo afrancesado en la esquina de pancoupé.
Al inicio de la Av. Juárez y a mano derecha se encuentra el edificio que era, de la Secretaría de Relaciones Exteriores y claro circulando por allí plácidamente se observan varios tranvías y algunos vehículos de motor de gasolina y uno que otro carruaje de tracción animal.
Al fondo se aprecia con claridad la estructura completa de lo que habría sido el Palacio Legislativo y que como una más de las obras inconclusas que suelen dejar las revoluciones, quedó como muestra de lo que habría podido ser nuestra ciudad capital, si Don Porfirio hubiera continuado con su gobierno ejemplar y no el fracaso de Francisco I. Madero .
En la foto siguiente, que es la misma anterior, he procesado por medio de computadora, la imagen que habría tenido el Palacio Legislativo si los gobiernos de la Revolución hubieran tenido a bien terminarlo de acuerdo al proyecto original. Si además se hubiesen conservado las casonas y edificios en toda la zona del centro histórico de la ciudad y reglamentado las alturas y localización de los rascacielos seguramente la ciudad capital habría seguido siendo “La ciudad de los Palacios”. Es una lástima que no haya sido así, pues las fotos hablan por sí mismas.
Tiempo después los gobiernos revolucionarios utilizando la estructura del domo solamente, la convirtieron en el “Monumento de la Revolución” de tan triste figura.