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S.M. Maximiliano, Emperador de México
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« Yo sé que en México no habrá Patria, mientras los niños en las escuelas no aprendan a derramar una lágrima de gratitud por el hombre que dejó en Europa el lujo y la gloria, para venir a la América a morir en defensa de la cultura latina amenazada »
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José Vasconcelos
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El economista e historiador austriaco Konrad Ratz (Viena, 1931) ha tenido la hazaña de recuperar los documentos políticos y personales de Maximiliano de Habsburgo, que se conocen muy poco en México debido a que están escritos en alemán.
Su reciente trabajo de investigación: Tras las huellas de un desconocido / Nuevos datos y aspectos de Maximiliano de Habsburgo (Siglo XXI / Conaculta / INAH) da a conocer la situación financiera y política del emperador que fuera fusilado por don Benito Juárez.
-¿Cómo fue su acercamiento, su primer encuentro, con la historia de Maximiliano?
-En mi profesión de economista me encargaba de financiar, desde un fondo, innovaciones técnicas de la pequeña y mediana industria -responde Ratz-. En México me llamaron del Fondo de Equipamiento Industrial para examinar proyectos. Yo vivía entonces cerca del Bosque de Chapultepec y encontré en el Museo del Castillo un libro, intitulado El proceso de Maximiliano. Como he sido intérprete ante el tribunal judicial, yo entendía todo eso y estaba seguro de que no lo conocían en Austria. Esto me permitió escribir un libro sobre el consejo ordinario de guerra contra Maximiliano de Habsburgo, y también en contra de Miramón y de Mejía. Desde entonces he tenido mayor curiosidad por saber más de la vida y de los hechos de este emperador.
-¿Por qué el interés de estudiar a un personaje histórico tan vilipendiado en el periodo presidencial de Benito Juárez?
-Los historiadores de ahora no son los mismos que existían en la época de Maximiliano, ni quizás eran tan acuciosos como lo exige ahora el oficio. Quienes lo vilipendiaban eran los políticos liberales de entonces. En años recientes ha habido mayor número de investigaciones, conferencias y encuentros académicos en torno a este personaje, como se observa en la bibliografía de mi libro. Poca gente lo vilipendia y la mayoría de los investigadores está convencida de que el imperio no era viable.
-¿Por qué?
-Porque, por una parte, había una resistencia de los republicanos mantenida por un hombre de hierro con grandes convicciones republicanas; por otra parte, Maximiliano también era liberal pero él creía que el liberalismo podría convivir bajo el imperio. Quería aplicar el modelo de Austria, donde también gobernaban los liberales, aunque eran monárquicos. Aquí en México fue todo muy distinto. Maximiliano vino con la ilusión de poder reconciliar a los conservadores con los progresistas y a los republicanos con los imperialistas. Sin embargo, los políticos mexicanos no querían nada de eso. Con esa amabilidad, él viajó mucho por el país; pero su situación financiera fue decayendo.
La mayor parte de los pocos ingresos que tenía el imperio, unos 12 millones de pesos, la invertía para los gastos militares. Los ricos de entonces no pagaban impuestos.
-Y cuando no hubo dinero -prosigue Ratz- se veía en la necesidad de pedir un préstamo de 500 mil francos de entonces a los franceses que residían en el país. Por supuesto que se endeudaba el imperio y poca gente lo ayudaba. Uno de los asesores financieros, llamado Corta, vendía bonos al portador a particulares en Francia para invertir en México diciendo que éste era el país de las maravillas. Los franceses nunca lograron cobrar lo que invertieron, y el Estado francés prestó hasta que ya no pudo. Por eso la Guerra de Reforma se terminó prácticamente por falta de dinero. Napoleón, además, necesitaba también pagar sus tropas y el cuerpo legislativo argumentaba que ya era demasiado tiempo para continuar manteniendo esa guerra: más de tres años.
Maximiliano cobraba como emperador, al principio, una pensión anual de un millón y medio de pesos, que tuvo que reducir hasta menos de diez mil pesos en el último año de su imperio. -Fuera del Castillo de Chapultepec tenía una mala alimentación y se enfermaba constantemente de diarrea -asegura el historiador austriaco.
-¿Cuál es el objetivo de recuperar los documentos personales de Maximiliano?
-El objetivo no es reescribir la historia, sino llenar las lagunas que todavía existen por falta de traducciones del idioma alemán. Existen documentos en inglés y francés más accesibles que los que yo he traducido. Las cosas que he escrito han sido nuevas. Se conoce a historiadores en alemán, pero es lamentable no leerlos en traducción española.
-¿Qué podemos conocer en su libro de la vida del emperador Maximiliano que ignorábamos?
-Él era un hombre que viajaba mucho. Sabía muy poco del territorio mexicano y mientras había comisiones para fundar ministerios, aprovechaba para viajar en cuanto podía. Viajaba para visitar escuelas y colegios con el propósito de realizar una reforma educativa y cultural; también para realizar golpes de Estado en Querétaro y en Guanajuato; visitar a sus soldados austriacos avecindados en Xalapa y en Puebla, y le interesaba conocer los lugares de mayor riqueza natural y del subsuelo, como las minas. Cada viaje tenía un sentido específico. Eran viajes de estudio. Porque su principal objetivo era acercarse a Benito Juárez. Él le había escrito una carta, jamás respondida por Juárez. Ignoro por qué eso no se ha dado a conocer en México hasta ahora. Maximiliano lo invita a un congreso de paz en Querétaro. Si el congreso decidía que México sería una República, él se retiraría; pero si decidía que el país se transformaba en un imperio, habría por lo tanto que elegir a un emperador, que hubiera sido él. Porque Maximiliano quería que lo expulsaran del país de una manera educada. Deseaba darle la mano a Juárez porque le admiraba su tesón. Juárez, en cambió, no lo conocía bien. Maximiliano sabía mucho de él por los informes que le llegaban.