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La Plaza de San Pedro: Un abrazo a la humanidad
El proyecto de organización de la plaza fue encargado a Bernini, que trabajó intensamente entre 1656 y 1667. El resultado es la maravilla que contemplamos en la actualidad.
No sabemos si Bernini imaginó que un día la plaza se quedaría pequeña para albergar la cantidad de fieles que se congregarían en oración, o para asistir a una ceremonia litúrgica, a la declaración de un Dogma o de un nuevo santo, en unión con el Romano Pontífice.
El 25 de junio de 1946, san Josemaría pisó por vez primera la plaza de San Pedro. La cruzó recogido en oración, saboreando en intimidad con Dios los momentos previos a la realización de uno de los sueños de su vida: rezar ante la tumba de San Pedro.
Desde ese día, y durante los veintinueve años que vivió en la Ciudad Eterna, el Fundador del Opus Dei acudió muchas veces a rezar ante la basílica vaticana y el apartamento papal. Cuando se desplazaba por Roma, procuraba siempre que era posible pasar por San Pedro y, desde el borde de la plaza, sin descender del coche, rezaba un Credo por la Iglesia y el Romano Pontífice. Don Álvaro contó en alguna ocasión san Josemaría intercalaba algunas palabras: al llegar a Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, decía tres veces seguidas: Creo en mi Madre la Iglesia Romana, y añadía: a pesar de los pesares.
Comentando el sentido de esta anécdota, don Álvaro explicaba que el Fundador del Opus Dei deseaba subrayar la necesidad de que los colaboradores del Papa fuesen muy santos y que estuviesen llenos del Espíritu Santo, para que en toda la Iglesia hubiera más santidad 3.
«Il dolce Cristo in terra»
En la actualidad, quien llega a Roma y quiere ver al Papa acude a la plaza de San Pedro. El Angelus de los domingos ?costumbre iniciada por Juan XXIII?, las audiencias de los miércoles y las multitudinarias ceremonias litúrgicas atraen cada vez a más personas que se acercan para videre Petrum.
Esta Iglesia Católica es romana. Yo saboreo esta palabra: ¡romana! Me siento romano, porque romano quiere decir universal, católico; porque me lleva a querer tiernamente al Papa, il dolce Cristo in terra, como gustaba repetir Santa Catalina de Siena, a quien tengo por amiga amadísima 5.
Data del siglo XX a. C., y fue erigido en la antigua ciudad egipcia de Heliópolis, en honor del sol, en tiempos del emperador Amenemhet II.
La plaza de San Pedro fue completándose a lo largo de los siglos. En 1613, Maderno recibió de Paolo V el encargo de realizar una fuente a un lado del obelisco. En 1670, Carlo Fontana la replicó en la parte opuesta, devolviendo la simetría. Además de las representaciones de Cristo y de los Apóstoles que hay sobre la fachada de la basílica, sobre las columnas se alzaron, entre 1662 y 1703, ciento cuarenta estatuas de santos. En 1847, se colocaron las dos imágenes de San Pedro y San Pablo en los laterales de la base de la escalinata del atrio. Y así quedaron las cosas, sin más cambios dignos de mención, hasta que, el 8 de diciembre de 1981, Juan Pablo II bendijo el mosaico de la Mater Ecclesiae, también llamada de la columna, porque es copia de una representación pintada en el interior de la Basílica de San Pedro sobre una de las columnas de la antigua basílica constantiniana. Desde entonces se puede ver en el chaflán del llamado Palacio del mayordomo, a la derecha de la plaza.
Momentos antes de bendecir la imagen, el Papa pronunció estas palabras:
??Ahora bendeciré la imagen de la Virgen ?Madre de la Iglesia?, manifestando el deseo de que todos los que vengan a esta plaza de San Pedro eleven hacia Ella la mirada, para dirigirle, con sentimiento de filial confianza, el propio saludo y la propia oración. ?
Desde ese momento, siguiendo el consejo del Romano Pontífice, don Álvaro comenzó a rezar, además del Credo, una Salve a la Virgen cada vez que se acercaba a la plaza.
Notas
1. San Josemaría, Es Cristo que pasa, n.139.
2. Monseñor Álvaro Del Portillo, Entrevista sobre el fundador del Opus Dei, Rialp, Madrid 1993, pp. 14-15.
3. Ibid.
4. Monseñor Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei, Decreto, 6-X-2002, publicado en Romana, Boletín de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei, Roma, julio-diciembre 2002, Año XVIII, N. 35, p. 289.
5. San Josemaría, Homilía Lealtad a la Iglesia, 4-VI-1972.
6. San Josemaría, Camino, 516.