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Rafael Merry del Val
Cardenal Rafael María José Pedro Francisco Borja Domingo Gerardo de la Santísma Trinidad Merry del Val y Zulueta
Londres 10 de octubre de 1865-Roma 26 de febrero de 1930.
Segundo de 4 hijos de Doña Sofia Josefa de Zulueta (1925) y de Don Rafael Merry del Val (1831?1917) Marques de Merry del Val.
nieto de Don Pedro José de Zulueta, Conde de Torre Díaz.
Secretario del Estado Vaticano.
Ordenado sacerdote en 1888, funda en 1890 el Colegio Español de Roma
es nombrado secretario del cónclave que elegirá Papa a San Pío X, quien le nombrará cardenal Secretario de Estado
La figura del cardenal Merry del Val está ligada a la del Papa san Pío X, con quien compartió algunos de los momentos más dolorosos de la historia de Europa como Secretario de Estado. La calidad humana de este cardenal español queda patente en estas líneas
En mis tiempos de seminarista en Toledo, los candidatos al sacerdocio nos aficionamos a las Letanías de la humildad, tomando así devoción a su autor, que las rezaba diariamente después de comulgar. El cardenal Merry del Val nos remitía, inevitablemente, a san Pío X. Dos santidades que se salpican mutuamente virtudes y sufrimientos, soledades y consolaciones. Dos hombres preparados con mimo por Dios uno para el otro.
Don Rafael Merry del Val y Zulueta, hijo de un diplomático español, nació en Londes en 1865. En su infancia y juventud fue el primero en los juegos y el más ingenioso en las bromas, y era al mismo tiempo tan ecuánime que resultaba punto menos que imposible sorprenderlo en un momento de mal humor o brusquedad. Sin pretenderlo, se imponía con su natural sonrisa. Su señoril porte exterior sin afectación era el continente de una educación esmerada, un talento clarísimo, una voluntad de trabajo disciplinada y enérgica. Dios se había volcado con él. Y Dios no hace nada al acaso.
Bulle en su mente el sueño de toda su vida: la conversión de los protestantes de Inglaterra. El deseo de ser sacerdote, perfilado desde su infancia, se dibuja en él con nitidez creciente; como ministro del Señor podrá poner en juego todos los resortes de familia, educación, talento, trabajo, voluntad…, para ganar la Iglesia de Inglaterra para el Papa. Recién cumplidos sus veinte años, ya es clérigo. Personalmente, León XIII dispone que vaya a la Academia de Nobles Eclesiásticos, donde será el alumno más joven y el único no sacerdote. Con sólo 22 años, el Papa le hace monseñor, antes de ser sacerdote, para ir a Londres con la Legación pontificia con ocasión del Jubileo de la Reina Victoria. Se agranda en su pecho la suprema aspiración de su vida: «Señor, dame almas, y quítame todo lo demás».
Primer cargo en el Vaticano
Doctor en Teología y Derecho Canónico, es nombrado Camarero Secreto Participante de Su Santidad, el 31 de diciembre de 1891. Sólo tiene veintiséis años: ¡es la voluntad del Papa! Ve derrumbarse sus sueños apostólicos entre los protestantes ingleses. Pero León XIII le nombra Secretario de la Comisión especial para la unión de las Iglesias disidentes, y Secretario de la Comisión especial pontificia para el examen de la validez de las ordenaciones anglicanas. Para Merry, el da mihi animas se convertía en da mihi anglos…
A sus 32 años, el Papa le nombra su Prelado Doméstico para enviarlo como Delegado Apostólico a Canadá, donde dejará pacificada la Iglesia. En mayo de 1900, Merry es consagrado arzobispo titular de Nicea.
Pero aquel hombre principesco, diplomático, cultísimo, nunca dejó de tener un alma de niño, de hacerse pequeño con los pequeños. Donde de veras se sentía a gusto era entre las almas sencillas. Durante cuarenta años, todas las tardes que estuvo en Roma, fue al barrio del Trastevere empujado por su amor a Dios y su celo por las almas. En 1890 fundó, con siete chicos, el Oratorio del Sagrado Corazón. De él salió poco después la Pía Asociación del Sagrado Corazón de Jesús in Trastevere, que fue durante largos años una de las más florecientes y mejores asociaciones juveniles de Roma. Incluso siendo Secretario de Estado, el cardenal quiso seguir viendo todos los días a sus chicos.
A la muerte de León XIII, Merry fue designado secretario del cónclave que eligió Papa a Pío X. Es deliciosa la narración de su primer encuentro con el santo cardenal Sarto, llorando arrodillado en la Capilla Paulina al ver que los votos se concentraban en él. «Ánimo, Eminencia, el Señor le ayudará…», se atrevió a decirle. Elevado el Papa Sarto al Supremo Pontificado, quiso tener junto a sí, ante el general asombro, a aquel jovencísimo prelado: «Trabajaremos juntos y juntos sufriremos por amor a la Iglesia», le pidió el Papa. Il mio Merry, se complacía en llamarle san Pío X. Tuvieron que sufrir juntos ?se lo había avisado el Papa? por la valiente defensa de la libertad en Francia, Alemania, Portugal, Méjico, Rusia…; y por el estallido de la gran guerra, que mató de pena a Pío X: «Deseé evitarlo y no pude. Sólo me queda mi dolor…» Merry escribió entonces a un amigo: «Mi corazón está destrozado. Le amaba con todas las fibras de mi alma; era para mí más que un padre y siento como si no pudiera vivir sin él. Era verdaderamente un santo».
El 26 de febrero de 1930, de la manera más prosaica ?una operación urgente de apendicitis? fue a reunirse para siempre con su Papa. Hay que morir alguna vez, dijo con una sonrisa, mirando a la Dolorosa ante la que tantas veces había orado. Sin ruido, tejiendo, con sus trabajos y sus días, una sobrecogedora letanía de humildad: «Libre del deseo de ser estimado, elogiado, ensalzado, preferido, consultado… Libre del temor de ser humillado, despreciado, calumniado, olvidado, ridiculizado, injuriado… Anhelando que otros sean más estimados, más considerados que yo; que otros crezcan en la opinión del mundo, y yo mengüe; que otros
sean empleados en cargos, y se prescinda de mí; que otros sean ensalzados, y yo no; que otros sean preferidos a mí en todo… Que otros sean más santos que yo, con tal que yo lo sea en cuanto puedo…»
Alberto José González Chaves
Latin:
Omnipotens sempiterne Deus, qui gloriam tuam manifestas per humilitatem, et exemplum integritatis religionis, per odium modernismi et per castigationem mortificationemque carnis servi tui Raphaelis Merry del Val, praesta, quaesumus, si conforme voluntati tuae sit, ut eum intercessione eius in terra glorifices per beneficium …. quod ferventer imploramus per Cor Sacratissimum pro gloria tua et gloria Matris Mariae doloris quam piissime diligebat. Amen.
Pater Noster. Ave Maria. Gloria Patri.
Español:
Omnipotente e Eterno Dios, que manifiestas tu gloria a través de la humildad, ejemplo de integridad religiosa por el odio de la herejía del modernismo y por el castigo y la mortificación de la carne de tu Siervo Rafael Ferry del Val, te pedimos que nos concedas si esta en conformidad con tu voluntad, que tu lo glorifiques en esta tierra y nos otorgues por su intercesión el favor de…que fervientemente te imploramos a través de tu Sagrado Corazón por tu gloria y para la gloria de tu Santísima Madre Dolorosa, que el amo devotamente. Amen
Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria
Italiano:
Onnipotente, sempiterno Dio, che manifesti la Tua gloria attraverso l?umiltà, l?esempio di integrità religiosa per l?odio all?eresia del modernismo e attraverso il castigo e la mortificazione della carne del Tuo servo Raphael Merry Del Val, ottienici, Ti preghiamo, se è conforme alla Tua volontà, che Tu possa glorificarlo sulla terra, concedendoci, attraverso la sua intercessione la grazia di…che ferventemente imploriamo per il Tuo Cuore Sacratissimo e la gloria della Madre Maria Addolorata, che egli ha devotamente amato. Amen
Padre Nostro, Ave Maria e Gloria
English:
Almighty everlasting God, Who manifest Thy glory through the humility, example of integrity of religion through the hatred of the heresy of modernism and by the castigation and mortification of the flesh of Thy servant Raphael Merry Del Val, grant, we beseech Thee, if it be in conformity with Thy Will, that Thou may glorify him on earth through his intercession by the favor of … which we fervently implore through Thy Sacred Heart for Thy glory and the glory of Mary the Sorrowful Mother, whom he devoutly loved. Amen.
Our Father. Hail Mary. Glory be.
Un aristócrata español al lado del papa Sarto
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Dos personalidades muy distintas, Pío X y Rafael Merry del Val, su secretario de Estado. El primero había nacido en 1853 en el campo véneto. Su padre era un modesto empleado de la administración austriaca, su madre analfabeta. Conoció la pobreza, pasó toda su vida entre parroquias de pueblo y curias de provincia, lejos de los reflectores, de la mundanidad, de los salones y de los palacios del poder. El segundo, nació en Londres en 1865 en una rica familia aristocrática europea, que se codeaba con embajadores y reyes (el padre fue embajador de España en Londres, Bruselas, Viena, Roma), políglota, tuvo el privilegio de ingresar en la Academia de los nobles eclesiásticos (la escuela de la diplomacia pontificia) sin ser sacerdote. Entró inmediatamente en la diplomacia vaticana, fue consagrado obispo a los treinta y cinco años y creado cardenal a los treinta y nueve.
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Ajeno a la curia, pero consciente de que debía temerla, Pío X, que antes del cónclave no había visto nunca a Merry del Val, vio en él al personaje apropiado para tenerla bajo control. Éste la conocía bien, pero no pertenecía al grupo del cardenal Rampolla, y sobre todo era demasiado joven, demasiado devoto al papado para contraponerse. Las palabras con las que Pío X le comunicó su nombramiento, la misma tarde de su elección, el 4 de agosto de 1903, cuando el obispo fue a despedirse tras haber realizado su función, nos dan la medida de la soledad del nuevo Papa: «Todavía no he decidido nada. No sé lo que haré. Por ahora no tengo a nadie. Quédese conmigo como prosecretario de Estado. Luego veremos». Bastaron dos meses para convencerle de que había tomado una decisión acertada. El 18 de octubre lo nombró secretario de Estado y le anunció el cardenalato. Fue la segunda sorpresa del pontificado, después de su elección: por primera vez era nombrado secretario de Estado un prelado no italiano, aún no cardenal y con menos de cuarenta años. El elogio que el papa Sarto le dirigió el 11 de noviembre de 1903, día de la imposición de la birreta roja, es tan inusual que merece la pena citarlo por entero: «El buen olor de Cristo, señor cardenal, que ha difundido en todos los lugares, incluso en su temporánea morada, y las obras múltiples de caridad, a las que continuamente en los ministerios sacerdotales se ha dedicado, especialmente en esta nuestra ciudad de Roma, le han conquistado, con la admiración, el aprecio universal». La valoración positiva del pontífice, más que a las capacidades de su colaborador, estaba dirigida a su mundo moral, a sus obras de caridad entre los muchachos del barrio de Trastévere a las que se dedicaba sin cicatear esfuerzos.
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Este vínculo se volvió más estrecho durante la cuestión modernista, considerada hasta ahora por los historiadores como el verdadero punctum dolens del pontificado de Giuseppe Sarto. Sobre este punto se ha escrito mucho, y es una de las cuestiones aún no resueltas respecto a la acción del secretario de Estado. Pero que Merry del Val fuera protagonista o comprimario, ejecutor o inspirador no parece un elemento decisivo de juicio. Decisivo es el hecho de que compartió plenamente la línea antimodernista del Papa, que fue un decidido partidario de la necesidad de frenar las instancias de renovación. Ernesto Buonaiuti no escatima críticas en sus memorias a la «figura enigmática y siniestra» del cardenal español, a su «arrogante y vanidosa prosopopeya». Son opiniones duras, fruto también de la amargura personal de quien las expresó. Pero a cien años de distancia de los hechos representan un testimonio importante sobre el papel desempeñado entonces por el cardenal y su oficina.
El servicio en la Secretaría de Estado de Rafael Merry del Val, que coincide perfectamente con los once años del pontificado de Pío X, se identifica con el gobierno del Papa véneto hasta tal punto que en algunos casos a la historiografía le cuesta distinguir lo que es obra del superior y lo que se debe al subordinado
Imagen Cortesia de Daniel Olguin Ramos
Partido: 1: en campo de plata una banda de gules con tres losanjes de oro (Merry, de Waterford, Irlandia); 2: en campo de azur tres bandas de plata, cargadas de armiños de sable, 2 en la 1., 4 en la 2., y 2 en la última, y bordura de gules con cuatro lobos de oro (del Val, de Aragón)
Casa oriunda de irlanda, establecida en España en 1750; la rama primogénita de la casa unió mediante disposición legal el apellido de la antiquísima casa aragonesa del Val al suyo, en la persona de Rafael Merry del Val, embajador en Viena y Roma a fines del siglo XIX; marqueses de Merry del Val.