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Ciudad de Puebla

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Esta situada en el valle de Puebla, a los 19°02'30' de latitud norte y 98°11'48' de longitud oeste del meridiano de Greenwich; a una altura de 2 162 metros sobre el nivel del mar. Su clima es templado, con veranos frescos, semihúmedos con lluvias durante el verano y principios del otoño.

 

Ciudad capital del estado y cabecera del municipio del mismo nombre.

Esta situada en el valle de Puebla, a los 19°02'30' de latitud norte y 98°11'48' de longitud oeste del meridiano de Greenwich; a una altura de 2 162 metros sobre el nivel del mar. Su clima es templado, con veranos frescos, semihúmedos con lluvias durante el verano y principios del otoño.

El lugar que hoy ocupa la ciudad se le conocía como Cuetlaxcoapan, que significa, según algunos, lugar donde dejan su piel las culebras, según otros, lugar de las culebras con pellejos, y otros mas, lugar de las pieles de culebras.

La fundación de la ciudad se debe al Oidor Juan de Salmerón, al obispo fray Julián Garcés y fray Toribio Paredes de
Benavente, llamado por los indios "Motolinía". Con previa autorización de la Reina Isabel de Portugal, esposa de Carlos V de España, el 16 de abril de 1531 se procedió a trazarla nueva localidad que recibió el nombre de "La Puebla de los Ángeles".

El sitio elegido estaba ubicado en la ladera sur de una colina que fue designada como cerro de San Cristóbal hoy cerro de Loreto y Guadalupe-, y en la margen oriente del arroyo de San Francisco. Debido a las abundantes lluvias que destruyeron las casas recién fabricadas, la población se trasladó a la margen poniente del río San Francisco, donde se trazó nuevamente la ciudad el 29 de septiembre de 1531; algunos historiadores afirman que sólo se trató de la primera ampliación del pueblo.
Por cédula del 20 de marzo de 1532, la Reina Isabel de Portugal le da el título de Ciudad de los Ángeles.

Gracias a las gestiones del capitán Gonzalo Díaz de Vargas, se expidió la Cédula Real del 20 de julio de 1538, por la cual se dió a la ciudad escudo de armas. Después recibió el título de Noble y Leal Ciudad de los Ángeles que se le confirió en Valladolid en 1558; el de Muy Leal y Muy Noble Ciudad de los Ángeles, también por Cédula Real fechada en Madrid, el 6 de febrero de 1576.

Después de la muerte de don Ignacio Zaragoza, acaecida el 8 de septiembre de 1862, se le lIamó "Puebla de Zaragoza" y la denominación legal y justa que ahora ostenta: "Heroica Puebla de Zaragoza", data del 4 de agosto de 1950.

Puebla es una ciudad antigua con mas de 450 años de existencia; actualmente la ciudad no se limita al centro histórico, sino que se ha extendido hacia todos los puntos cardinales, creándose así nuevas colonias, parques, amplias avenidas y grandes centros comerciales que, conjuntamente con su crecimiento industrial, la han convertido en una de las ciudades mas grandes e importantes del país.

La ciudad de Puebla está dotada de múltiples atractivos turísticos, principalmente culturales. Ofrece a los amantes del arte y la arquitectura colonial admirar un sin fin de edificios civiles y religiosos, donde se empleó la cantera, el ladrillo, el azulejo de talavera y argamasa.

A través de estos materiales, los artífices poblanos dejaron plasmadas su imaginación y maestría, logrando crear con ello su propio estilo arquitectónico. Puebla, orgullosa de su cultura, aloja numerosos museos, donde exhibe parte de la riqueza del estado. Los hay de artesanías, de pintura, de arqueología, de historia natural y otros mas que recuerdan hazañas heroicas.

En el aspecto artesanal, Puebla es famosa por sus trabajos de cerámica, pero los mas importantes y representativos son los de talavera, mismos que se vienen elaborando desde el siglo XVI. Son los mas finos del país y presentan influencia asiática, española e indígena.

En cuanto a su gastronomía son innumerables los guisos de la afamada cocina poblana, cuya celebridad se comenta y se aprecia en todo el país; en ella se fundieron las especies de Castilla y las de la Nueva España, y así resultaron los manjares tan exquisitos y notables como el mole poblano, los chiles en nogada, y tantos otros que han enriquecido el acervo culinario de Puebla.

Así también, inmensa es la variedad de los dulces poblanos elaborados con frutas y semillas que produce la tierra; en primer lugar se tienen los camotes y tortitas de Santa Clara que es lo que mas busca el turismo nacional y extranjero, debido a la gran fama que han adquirido estos dulces por su originalidad y por ser tan exquisitos. Entre otros se encuentran las pastas o ates, mermeladas, marquesotes, dulces de pepitas y almendras, mazapanes, caramelos, jamoncillos de leche, las insustituibles cocadas y las sabrosas trompadas.

Con todo lo anterior, además de su excelente infraestructura de servicios turísticos, la ciudad de Puebla invita, tanto al turismo nacional como extranjero, a conocer sus vastos recursos turísticos, así como sus múltiples leyendas y tradiciones dentro de un ambiente cordial y hospitalario, característico de los habitantes poblanos.

El interior es de planta de cruz latina, cubierta con bóveda de lunetos y cúpula sobre tambor con ventanas. Su
importancia recae principalmente en la espléndida y abundante decoración barroca, elaborada a base de estuco, en color dorado. Son impresionantes los retablos y paramentos que se cubren de motivos ornamentales, predominando los follajes vegetales con flores y frutos, además de aves y querubines. En las tres primeras bóvedas, después del acceso.

Capilla del Rosario.

Su construcción se inició en 1650 por idea de fray Juan de Cuenca; tiempo después prosiguió con la obra fray Agustín Hernández y finalmente la concluyó fray Diego de Gorozpe. Se inauguró el 16 de abril de 1690, considerándose localmente como la octava maravilla del mundo. Fue restaurada de mayo de 1967 a mayo de 1971 con el apoyo de la fundación Mary Street Jenkins, y actualmente esta considerada la joya mas preciosa de la ciudad.

Fray Agustín Hernández logró representar las virtudes teologales; en la primera La Fe, en la segunda La
Esperanza yen la tercera La Caridad. En la cúpula representó La Gracia, simbolizada por una doncella portadora de una palma y una rama de laurel; la primera alude a la nobleza y la segunda a la inmortalidad.

En el tambor de la cúpula se encuentran nichos con esculturas, las cuales representan dieciséis gracias de la Virgen Maria; en las pechinas, cuatro ángeles que sostienen carteles en latín. Destaca también el ciprés barroco de la Virgen del Rosario, construido con alabastro de Tecali. Existen además bellas obras pictóricas de José Rodríguez de Camero, alusivas a la vida de la Virgen , tanto terrenal como celestial. El coro es pequeño, pero se engalana con la representaci6n de una vistosa orquesta de músicos infantiles.

Las obras continuaron durante el resto de los siglos XVII y XVIII. El aspecto de sus fachadas produce efectos
simultáneos de concordancia y contra punto; concordancia entre el color de perla negruzca de los sillares y las austeras formas de volúmenes; contra punto entre los paramentos grisáceos y los relieves blancos de las portadas.

Estos últimos son de mármol blanco, conocido también como piedra de Villería. Dichos efectos hacen un juego armónico, pero el empleo del azulejo multicolor de las medias naranjas de las torres y la cúpula, rompe con la cuidada unidad de expresión del conjunto.

La fachada principal destaca por sus tres magníficas portadas que refieren el estilo barroco de transición- y por los dos campanarios herrerianos de sus elevadas torres. Las portadas se concluyeron hacia 1664, ajustadas al diseño del arquitecto Francisco Gutiérrez.

Cada una consta de tres cuerpos y aunque ostentan ornamentación de tendencia barroca, sus columnas y pilastras conservan las típicas formas clásicas, superponiendo los ordenes dórico, jónico y corintio.

La portada central, también conocida como del Perdón es más interesante que las laterales o procesionales; en sus dos primeros cuerpos presenta respectivamente el vano de acceso con arco de medio punto y la ventana coral adintelada; ambos están flanqueados por intercolumnios, donde se alojan medallones roleados y nichos con esculturas.

En el tercer cuerpo se abre otra ventana adintelada entre dos columnas, involucrándose además el remate curvo, donde destaca el escudo de Castilla y de León, rodeado por el toisón y la corona. La ornamentación se complementa con almohadillas, tableros, pináculos y motivos vegetales. Estos últimos se localizan en las enjutas, en el arco y en las jambas.

Las portadas procesionales son simétricas entre sí; en el primer cuerpo ostentan el vano de acceso con arco de medio punto, flanqueado por intercolumnios vacíos; en el segundo, tableros con relieves que representan temas religiosos y grandes medallones; en el tercero se abre una ventana rectangular con marco de piedra de Villería, entre dos columnas que sirven de. apoyo a un frontón curvo, cuyo tímpano aloja un medallón roleado. Otros elementos que decoran a estas portadas son los jarrones, esculturas de ángeles y motivos vegetales.

En 1678 se da fin a la torre norte y a la otra en 1768; miden 69.36 metros de altura, consideradas como las mas altas de México. Los campanarios constan de dos cuerpos, en los que se hallan tres pilastras estriadas por cada una de sus cuatro caras; estas forman entrecalles donde se abren vanos con arcos de medio punto. El cupulín que los remata cuenta con lintemilla y esta rodeado por una balaustrada con almenas piramidales en las esquinas. La torre norte es la única que ostenta campanas; entre ellas destaca la que se conoce como "La Maria". Fue fundida en 1637 por Francisco Márquez y tiene dos metros de diámetro con aproximadamente ocho toneladas de peso.

La portada del crucero que ve al norte estuvo dirigida desde su comienzo por el arquitecto Carlos García Durango, hasta el año de 1684 y, a partir de este, por Diego de la Sierra, concluyéndose en 1690. Su composición guarda cierta semejanza con la portada del Perdón; presenta igual número de cuerpos con pares de columnas clásicas, de ordenes superpuestos; en los intercolumnios aparecen los nichos con esculturas y los medallones roleados de Carlos V, Felipe II, Felipe III y Felipe IV.

En el primer cuerpo, el acceso muestra arco de medio punto; en el segundo, se halla una ventana rectangular de marco acodado; en la clave, la escultura de un niño. En el tercer cuerpo se pierde dicha semejanza en cuanto al vano, ya que este es de forma circular. La ornamentación barroca se acentúa en las enjutas, frisos y pedestales. Remata la portada un frontón curvo con escudo en su tímpano y la estatua de San José en el punto culminante del mismo.

La portada del crucero que ve al sur se encuentra inconclusa, pero tiene la misma composición que la antes descrita. Carece de estatuas o esculturas, relieves. El interior tiene planta basilical, donde la nave central que se cubre con bóvedas de lunetos es más elevada que las laterales; estas últimas se cubren con bóvedas vaídas muy poco peraltadas, que con una moldura circular producen la imagen de un platillo.

La nave central se separa de las laterales a través de grandes columnas cruciformes con medias cañas estriadas y capiteles dóricos. Se divide en nueve tramos: dos del trascoro, dos del coro, uno de planta cuadrada para la cúpula, dos para el presbiterio, uno que liga las naves procesionales y el final ligeramente mas ancho, para la Capilla de los Reyes.

En el caso de las naves procesionales, estas solamente tienen ocho tramos, de los cuales, uno da paso a los accesos laterales y los otros siete restantes comunican a igual número de capillas laterales u homacinas que, incluyendo los dos lados, suman un total de catorce. El basto contenido de estas comprende impresionantes obras artísticas, como retablos, pinturas, esculturas, bellos trabajos de herrería, chapeados en color dorado.

Catedral.

Es edificada por temporadas a partir de 1575, teniendo por arquitecto de traza y montea a Francisco Becerra.

Para 1640, la construcción se levanta hasta medios muros y fue una pena que se interrumpiera la obra; en este mismo año la toma por su cuenta el obispo Juan de Palafox y Mendoza, quien en ocho anos y ocho meses de intensos trabajos la concluye en lo fundamental.

Los trabajos estuvieron bajo la dirección del arquitecto, escultor y pintor Pedro García Ferrer.

Faltándole las portadas y las torres, Palafox la consagra el 18 de abril de 1649, urgido de hacerlo, porque el Rey
Felipe IV lo mandaba desterrado a Osma, España, a consecuencia de haber contendido con los jesuitas poblanos, a!
valer su prelación eclesiástica.

El Coro.

Esta circundado por una reja de fino trabajo y aunque esta vedado al público, desde la nave central puede
verse la bellísima talla de la sillería, realizada en marquetería por el maestro Pedro Muñoz, entre 1712 y 1722. La
marquetería comprende incrustaciones de maderas preciosas, ónix y marfil, que representan complicadas lacerías

El conjunto de la Catedral comprende varios espacios mas y en general cuenta con un sin fin de obras artísticas.

El conjunto hoy en día se encuentra modificado, principalmente en sus dos claustros donde se alberga el Museo de Arte Colonial Religioso.

El claustro mayor es el mas atractivo, pues muestra en sus paramentos una delicia del arte barroco talaveresco, donde el ladrillo rojo alterna simétricamente con el azulejo. Existen también arcadas de medio punto, balaustrados de mampostería, una fuente central de talavera y, la típica cocina poblana.

El Templo anexo fue consagrado el 7 de noviembre de 1751 por el obispo Álvarez de Abreu. Su solución arquitectónica corresponde al tipo habitual de la iglesia poblana de conventos de monjas; es de una sola nave, donde se disponen sus dos portadas de ingreso, entre altos contrafuertes y alineadas a la calle. Estas portadas se caracterizan por su sobriedad, manifestada por el uso del arco de medio punto, pilastras almohadilladas, cornisas, nichos con esculturas, roleos, pináculos y perillones.

El interior esta cubierto con bóveda de lunetos y cúpula sobre pechinas. Sobresalen los retablos neoclásicos, esculturas policromas y cuadros al óleo con temas religiosos. Algo especial es la imagen milagrosa del Señor de las Maravillas, visitada todos los días por gran cantidad de creyentes que provienen del interior y fuera del estado.

El templo adjunto ostenta una sobria fachada, donde su portada de cantera apenas envuelve al vano de entrada.
Complementa la fachada un nicho, la ventana coral y la torre con campanario. El interior también es sobrio y solo se
aprecian retablos neoclásicos, cuadros al óleo, vitrales y un órgano de fuelle.

El interior es de una sola nave, que se cubre con bóveda de lunetos y cúpula de gajos con lucarnas. Predomina el
carácter neoclásico, dado por los entablamentos, columnas y frontones. El retablo principal aloja esculturas, medallones y cuadros con representaciones de imágenes arabescas, propias del arte mudéjar.

Los dos órganos antiguos que conserva fueron donados por Carlos V; el actual es eléctrico y tiene excelente sonido.

El Ciprés.

Esta impresionante obra fue proyectada por Manuel Tolsá y realizada por el arquitecto José Manzo entre 1797 y 1819. Su planta es circular y su estilo corintio, terminado casi en su totalidad con mármol de diferentes tonalidades.

Contiene esculturas de bronce y lata, además relieves en argamasa. Abajo de este ciprés se encuentra el Panteón de los Obispos.

Retablo de los Reyes. Se encuentra en la capilla del mismo nombre su diseño se debe a Juan Martínez Montañés. Fue construido de 1646 a 1652, y su ejecución estuvo a cargo del escultor Lucas Méndez.

Hasta donde se sabe, esta obra fue la primera en la Nueva España que incluyo columnas salomónicas, esto es que vendría a ser la primera obra con apoyos barrocos. Su composición comprende además nichos con esculturas de reyes y seis pinturas al óleo sobre tela, atribuidas a Pedro García Ferrer.

En la cúpula que cubre a esta capilla, Cristóbal de Villalpando plasmo en el siglo XVII la representación de La Coronación de la Virgen.

Exconvento de Santa Mónica.

Su fundación se inicia en 1606,cuando don Francisco Reynoso y don Julián López establecen un hospicio para mujeres nobles casadas, con la finalidad de proporcionarles seguridad durante la ausencia de sus maridos.

La fundación no fue aceptada por estas señoras, ya que preferían quedarse en casa con sus hijos y familiares. Posteriormente, en 1609 el hospicio fue dedicado a la reclusión de mujeres perdidas, bajo la advocación de La Magdalena.

Años mas tarde, el obispo don Manuel Fernández de Santa Cruz reconoció que se había herido el deseo y disposición de los fundadores; por tal motivo compr6 otra casa donde instalo a las reclusas, bajo la advocación de Santa María Egipciaca.

El primer edificio lo destino para crear el Colegio de Niñas Vírgenes, Nobles, Virtuosas y Pobres, lo cual se acercaba mas al deseo de los fundadores. Aún así tuvo escrúpulos, por lo que acudió a la Santa Sede, solicitando dispensa que se le concedió el 14 de septiembre de 1682.

Para esta fecha ya se había estrenado el colegio, el cual comenzó a funcionar con seis colegialas y bajo la advocación de Santa Mónica. Pronto se redactaron sus constituciones y en poco tiempo aumento el número de colegialas; pero, fue principalmente por su virtud, que en 1684 obtuvo la licencia del Rey y de la Santa Sede, para transformarse en convento de religiosas agustinas recoletas.

Durante la confiscación de los conventos en 1857, éste fue uno de los que continuó funcionando clandestinamente, hasta que en 1934 fue descubierto e intervenido por el gobierno federal, quien lo destinó para museo de arte religioso.

Exconvento de Santa Rosa.

Su construcción se realizó a fines del siglo XVI. En 1698, el edificio fue ocupado como beaterio o casa de recogimiento de las integrantes de la Tercera orden de Santo Domingo.

Posteriormente y gracias al impulso de la ascética escritora Sor Mariana Agueda de San Ignacio, se transformó en convento de religiosas dominicas, consagrado por el obispo Álvarez de Abreu el 12 de junio de 1740. Debido a las Leyes de Reforma, el convento fue suprimido en 1869, por lo cual, el edificio fue destinado para albergar un hospital de enfermos mentales.

En 1926 fue un vecindario que pronto fue retirado para convertirlo en Museo de Cerámica. Finalmente, en 1973 fue restaurado parcialmente para albergar al Museo de Arte Popular Poblano.

En su claustro se aprecian corredores con arcadas de medio punto, la escalera y pisos de ladrillo, los paramentos con decoraci6n talaveresca y el patio con su típica fuente central.

Una de las dependencias mas originales que aun conserva es su extraordinaria y típica cocina poblana; donde, según se dice, fue elaborado por vez primera el mole poblano; de fama internacional.

Iglesia de las Capuchinas.

Formó parte de un convento monjil de principios del siglo XVIII. Su construcción se concluyo en 1703, por lo que su portada principal, de dos cuerpos, manifiesta características barrocas, sin prescindir de los apoyos clasicistas, al superponer lo ordenes dórico y jónico.

En el primer cuerpo, dichos apoyos flanquean el vano de acceso, y en el segundo un nicho con escultura; ambos con arco trilobulado, a manera de archivolta.

La ornamentación comprende principalmente motivos vegetales que cubren las enjuntas y mas profusamente el espacio que rodea al nicho del segundo cuerpo. Además se incluyen escudos, pequeños atlantes y el frontón roto que remata la portada, en cuyo extremo derecho se alza una espadaña de un solo claro.

En la fachada lateral norte sobresalen los contrafuertes que contrarrestan el peso de la bóveda, así también las cúpulas que se cubren totalmente de azulejo.

Los basamentos de sus magníficas torres están también recubiertos de ladrillo y azulejo, mientras que los campanarios de dos cuerpos, tienen las mismas características de la portada, tendientes al herreriano. Rematan con cupulín, linternilla, pináculos y cruz de hierro. El interior tiene planta de cruz griega, cubierta con bóvedas de lunetos y cúpula sobre tambor; destacan los retablos neoclásicos.

Lo más relevante en el interior lo constituyen sus retablos dorados de estilo barroco, en cuyos compartimentos figuran óleos de excelente factura.

El interior es de tres naves; la central se cubre con bóveda de lunetos y, las laterales, que son de menor altura, con
bóveda de arista. Cuenta también con una cúpula de gajos que cubre parte del presbiterio.

La decoración interiores plenamente barroca, destacando principalmente sus retablos estípites y salomónicos, en los que se localizan esculturas policromas y pinturas al óleo.

De sus capillas laterales son interesantes la de Jesús de Nazareno y la del Sagrario, cuyas portadas muestran un
magnífico trabajo barroco de cantera. La inmediata a la entrada se decora con óleos del pintor poblano Miguel Zendejas, correspondientes al siglo XVIII.

Templo del Hospital de San Pedro.

Es una discreta capilla, cuya portada, realizada en 1679 es prácticamente herreriana; manifiesta su sobriedad con el uso del arco de medio punto, pilastras lisas, comisas y pináculos terminados en pomas. Otros elementos importantes en su composición son las cariátides que flanquean a un óculo o ventana coral.

La fachada está rematada por una primitiva espadaña. El interior es de una sola nave, cubierta con bóveda de lunetos y cúpula semiesférica con linternilla. Destaca su retablo neoclásico que incluye un ciprés.

Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe.

Su construcción se inició a finales del siglo XVII y se consagró en el año de 1722. Su fachada es una de las más barrocas y bellas creaciones del estilo poblano.

La portada es de cantera y yesería, y está apegada a las formas tradicionales; tiene pilastras estriadas, frontón y remates piramidales; se encuentra alojada dentro de un gran arco de medio punto, cuyo paño está cubierto de azulejos, dispuestos geométricamente en zig- zag y formando mosaicos florales.

Los basamentos de las torres están forrados con ladrillo de forma hexagonal y llevan también tableros de azulejos alusivos a la aparición de la Virgen. Ostentan además bellos campanarios barrocos, conformados por tres cuerpos, donde destacan las columnas salomónicas y los cupulines con perillón.

El interior tiene planta de cruz latina, cubierta con bóvedas de lunetos y cúpula con linternilla.

Iglesia de Nuestra Señora de la Luz.

Es quizá la última creación en la modalidad del barroco poblano, construida entre 1761 y 1820. Su fachada está cubierta con ladrillos y azulejos, con aplicaciones de bellos mosaicos religiosos.

La portada es de cantera gris, apegada completamente al patrón arquitectónico de la ciudad; tiene dos cuerpos con columnas toscanas, pilastras jónicas, acceso con arco de medio punto, ventana coral adintelada, nichos con escultura, tableros, pináculos y frontón.

Iglesia de la Soledad.

Perteneció al convento de monjas, fundado por la orden de las carmelitas descalzas en 1748. La iglesia tuvo su origen en una pequeña capilla dedicada a la Virgen de la Soledad, la cual fue enviada desde España por el Conde de Casalegre hacia finales del siglo XVII.

Más tarde, la capilla se convirtió en camarín de la Virgen, al construirse la iglesia actual, cuya obrase terminó en el año de 1731. Su portada del barroco sobrio está terminada en cantera gris; entre su composición figura el vano de acceso con arco trilobulado, los nichos, las columnas toscanas y las pilastras jónicas.

Su portada lateral ostenta pilastras estriadas, columnas salomónicas, nichos con escultura y un relieve de la Virgen.

Parroquia de San José.

Su fundación se remonta al año 1556, cuando la autoridad eclesiástica nombró a San José, patrono contra los rayos, -que frecuentemente caían en esta ciudad.

Los trabajos del templo actual se realizaron entre 1628 y 1693, logrando concebir una amplia y agradable fachada principal que muestra características del barroco talaveresco. El paramento se halla en su mayoría recubierto de delgados ladrillos, combinados con azulejos de diversos colores que contrastan con el blanco de los remates, comisas, capiteles, marcos de ventanas, esculturas y campanarios.

La composición de su portada comprende dos cuerpos; en el primero y en un marco de cantera se abre el vano de
acceso con arco de medio punto, flanqueado por intercolumnios que ostentan nichos con esculturas de santos; arriba, entre pares de pilastras, se encuentra la ventana coral de forma rectangular, coronada por un relieve antropomorfo.

La comisa que cierra esta portada se extiende por todo el ancho de la fachada, formando rectas y curvas y marcando el inicio de los remates, entre ellos: jarrones, pináculos y una espadaña, cuyo pedestal aloja un reloj.

Parroquia de San Marcos.

Fue construida entre 1797 y 1836. Ostenta una fachada del tipo más popular; el paramento está totalmente cubierto de una cuadrícula, donde alternan ladrillos y azulejos.

Tiene un sencillo vano de entrada, marcado con arco de medio punto sobre jambas tableradas; tiene además enjutas y comisamento. La ventana coral es adintelada y está coronada por una ligera comisa.

En cada lado de los vanos y sobre la ventana coral están colocados bellos tableros de azulejos que representan imágenes religiosas.

Remata la fachada un comisamento mixtilíneo roleado y un campanario barroco, en su parte lateral sobresalen sus arcos botarel. El interior es de una sola nave, cubierta con bóveda de lunetos y cúpula de gajos sobre tambor octagonal.

Parroquia de Santiago.

Su construcción se inició a mediados del siglo XVI. Fue bendecida por el obispo Palafox en 1644, y se le dio el titulo de parroquia en 1924.

Su portada, considerada como las de tipo herreriano, emplea pilastras estriadas, remates triangulares, arcos de medio punto y nichos rematados con pináculos muy elevados.

El interiores de una sola nave, cubierta con bóveda de lunetos. Lo más interesante es un magnífico retablo dorado de estilo barroco.

Templo y exconvento de la Merced (S. XVI).

La construcción del templo se llevó a cabo en 1659, mucho después de la fundación del convento. En la fachada principal destaca la magnífica portada de cantera gris, la cual es un bello

El interiores de tres naves; originalmente las de los extremos alojaban capillas laterales, pero en 1930 éstas fueron
comunicadas entre sí, adquiriendo el templo la disposición actual. La nave central se cubre con bóveda de lunetos a una altura mayor que las laterales; cerradas éstas con bóveda de cañón corrido. El presbiterio se cubre con una cúpula de gajos, con gallones y lucarnas, apoyada sobre tambor y pechinas.

Destaca el retablo neoclásico, pero, principalmente el magnífico ciprés de la Virgen del Carmen. En el coro existen
cuadros de pinturas al óleo con temas religiosos.

En lo que respecta al convento, éste ha sido modificado; su fachada que da al atrio presenta pilastras estriadas,
columnas con fuste de estrías onduladas, vanos adintelados o bien con arcos de medio punto, escudos y ornamentación
en argamasa.

En el interior, su planta arquitectónica tiene la forma de cruz latina, cubierta con bóveda de lunetos y cúpula con
lucarnas. Cuenta también con doce capillas laterales, las cuales se cubren con bóveda de arista. En los transeptos
destacan sus retablos neoclásicos y en el ábside el nicho de mármol que aloja a la imagen de San Agustín; éste último, flanqueado por columnas corintias del mismo material.

El coro ocupa dos tramos del templo y en él se puede admirar un antiguo órgano de fuelle. En lo que respecta al
convento; éste se encuentra modificado.

Sobre la comisa del tercer cuerpo se levanta el remate mixtilíneo de la portada, el cual se halla totalmente cubierto de follajes, conteniendo además la escultura de una Virgen y en su cúspide la estatua de San Miguel. La esbelta torre fue construida hasta la comisa del primer cuerpo por el padre Tapia, de 1730 a 1740; posteriormente, la terminó el lego José Antonio de Santo Domingo, colocándosele las campanas en 1767. El primer cuerpo se encuentra aplanado y los superiores están terminados con cantera de molduras quebradas; contienen además vanos arcados y pilastras jónicas y dóricas.

La portada lateral norte enriquece aún más el valor artístico de este conjunto, al mostrar en sus tres cuerpos el carácter plateresco, propio de la época de su construcción; aunque cabe señalar que contiene un par de columnas salomónicas, probablemente de ejecución posterior. Su ornamentación comprende principalmente motivos vegetales y escudos, dispuestos en jambas, arcos y pilastras. En el primer cuerpo, el acceso se abre con arco de medio punto; en el segundo, un nicho aloja una cruz, y en el tercero se localiza un frontón triangular, cuyo tímpano contiene el escudo de Tlaxcala.

El interior es de una sola nave, cubierta con bóvedas nervadas, de las cuales sobresalen la del coro y la del presbiterio; en este último, las nervaduras forman una estrella de ocho puntas. Destaca la sillería del coro, los retablos neoclásicos, pero, principalmente el cuerpo momificado del beato Sebastián de Aparicio, alojado en un nicho de plata cincelada que se encuentra en la capilla de Nuestra Señora la Conquistadora; se llama así porque en alguna ocasión albergó a la imagen de dicha Virgen, de la cual se dice, fue traída por el conquistador Hernán Cortés. El cuerpo incorrupto de fray Sebastián de Aparicio es visitado diariamente por cientos de fieles católicos, provenientes de todo el país y del extranjero. El convento anexo se encuentra modificado y sus instalaciones son ocupadas por el Centro Escolar Aparicio.

Ejemplo de las primeras manifestaciones barrocas en la ciudad de Puebla. Su composición guarda semejanza con la
portada principal de San Agustín, con la cual difiere únicamente en el empleo de columnas en vez de pilastras; en el
primer cuerpo son toscanas y en el segundo jónicas, situadas en ambos lados del vano de acceso con arco de medio
punto y de un cuadro con relieves, respectivamente.

Los intercolumnios guardan nichos con esculturas, remates roleados y escudos. El entablamento del segundo cuerpo se interrumpe al centro por una ventana rectangular, alojada en un frontón triangular roto y coronada por otro de Iínea curva. A los lados se hallan escudos y pináculos con perillones.

Templo y exconvento de San Agustín.

La fundación de este conjunto conventual se da en 1546, por los frailes agustinos. El templo presenta dos portadas del barroco sobrio, diseñadas por el cantero Pedro de la Cotera, quien al morir en 1606 sólo habrá terminado la portada lateral y el primer cuerpo de la principal.

En 1629, el maestro Antonio Alonso concluye los trabajos de acuerdo a la traza original. La portada principal se integra de dos cuerpos; en el primero, el acceso se marca con arco de medio punto y está flanqueado por pares de pilastras tableradas, entre las que se encuentran nichos con esculturas; en el segundo, las pilastras son jónicas y estriadas, dispuestas en grupos de tres, que forman entrecalles en ambos lados de un cuadro con relieves que destaca al centro; las entrecalles de los extremos alojan nichos con esculturas.

Remata la portada un frontón triangular que se rompe para dar paso a una ventana rectangular, coronada por un frontón curvo, cuyo tímpano guarda un símbolo agustino y motivos barrocos. El diseño en general se complementa con pináculos, tableros y almohadillas.

En lo que respecta a la torre, ésta se levanta en el extremo derecho y comprende un alto basamento , sobre el que se erige el campanario de esquinas achaflanadas y con vanos arcados de medio punto.

La fachada lateral norte presenta pilastras jónicas en ambos lados del acceso; éstas soportan un entablamento, a partir del cual se inicia un frontón triangular que se interrumpe por un gran cuadro con relieves que representan escenas religiosas.

En ambos lados del frontón se encuentran altos remates piramidales con perillones y, en la parte superior del cuadro, un nicho con escultura remata la portada.

Templo y exconvento de San Francisco.

La construcción de este conjunto data del siglo XVI. El templo se concluyó en 1570 y después de varias intervenciones estéticas, finalmente se consagró en 1767.

Su fachada principal destaca por su impresionante portada y por su elevada torre de cuatro cuerpos. La portada es de cantera gris, flanqueada por grandes tableros de azulejo entre recubrimientos de ladrillo.

Fue obra de José De Buitrago, realizada de 1743 a 1767 con características plenamente barrocas. Su composición comprende tres cuerpos estructurados por estípites, que en la mayoría de sus entrepaños guardan nichos con esculturas.

Cabe señalar que en el primero flanquean al vano de acceso marcado con arco de medio punto y jambas almohadilladas. En el segundo, llama la atención un magnífico relieve que representa La Imposición de las Llagas a San Francisco.

También es notable el gran óculo central, ubicado entre el segundo y tercer cuerpo; éste afecta la horizontalidad del entablamento que separa a dichos cuerpos, al obligarlo a seguir la Iínea curva de su abertura por la parte inferior.

El interior es de una sola nave, cubierta con bóveda vaída y cúpula sobre pechinas. Destaca el coro que conserva su
enrejado, así también magníficos lienzos de pinturas firmadas por Antonio Reyes; uno de ellos representa el Triunfo de la Iglesia. En cuanto al convento, se encuentra modificado.

El interior es de una sola nave, cubierta con bóveda de lunetos y cúpula con lucarnas sobre tambor y pechinas. Destaca el coro de monjas, el cual se localiza enrejado conteniendo un retablo barroco y un antiguo órgano de fuelle. De gran importancia es también el retablo principal con características neoclásicas, y las pinturas al óleo del siglo XIX localizadas en el ábside.

El interior tiene planta basilical; sus tres naves se separan entre sí por medio de esbeltas columnas cruciformes. La nave
central está cubierta con bóvedas de lunetos, mientras que las laterales, de menor altura, se cubren con bóvedas de
arista. Algo especial es el domo del crucero desplantado sobre una base cuadrada; según se dice, fue obra del
constructor jesuita Juan López de Arbaiza.

La decoración actual es neoclásica y se debe al presbítero Gonzalo Carrasco, quien la inició en 1925. Sobresale el presbiterio, donde figura el Sagrado Corazón de Jesús y un retablo de mármol, en el que se disponen los doce apóstoles. Es importante mencionar que aquí se localiza la sepultura que contiene los restos de Santa Catarina de San Juan, mejor conocida como la China Poblana.

Templo de la Concordia o de San Felipe Neri.

Obra del arquitecto -Carlos García Durango-, realizada de 1670 a 1676. Se dedicó a la Santa Cruz y a San Felipe Neri, como sede de la Venerable Concordia de Sacerdotes, la cual sefundó en 1651.

En su fachada principal destaca su portada manierista, dividida en dos cuerpos de tres calles cada uno, elaborada en cantera color gris. Su composición comprende pilastras dóricas y jónicas, entre las que se hallan esculturas y escudos, al mismo tiempo que flanquean el vano de acceso con arco de medio punto moldurado y la ventana coral rectangular de grandes dimensiones.

La ornamentación se complementa con escasos relieves vegetales, almohadillas, entablamentos y grandes tableros con figuras de sombreros y la representación de la tiara papal. Remata la portada un gran nicho polígona que aloja un alto relieve.

La portada lateral, aunque no es de cantera, guarda cierta semejanza con la anterior respecto a su composición. En el primer cuerpo, el acceso se encuentra entre pilastras dóricas, y en el segundo, la ventana coral entre pilastras jónicas.

También se hacen presentes los escasos motivos vegetales, almohadillas, escudos y una escultura alojada en un nicho.
Su planta arquitectónica tiene la forma de cruz latina, cubierta con bóveda de lunetos y cúpula de gajos sobre tambor con ventanas octagonales.

La importancia del interior se acentúa en sus retablos neoclásicos, en sus pinturas al óleo y en sus cuatro portadas barrocas que dan paso a las capillas laterales.

Anexo al templo se encuentra el edificio que en sus inicios(1700) era La Casa de Ejercicios de la congregación de la
Venerable Concordia de los Sacerdotes. Posteriormente, el 30 de noviembre de 1820, inicia aquí sus trabajos el periódico denominado La Abeja Poblana.

Lo más importante de su historia es que en este edificio se imprimió el Plan de Iguala con la imprenta de los Padres Felipenses. Actualmente alberga la escuela oficial Gabino Barreda, y su sobria fachada de dos

Capilla de la Tercera Orden.

Forma parte del mismo conjunto conventual y fue fundada en el año de 1614, previa licencia del provincial fray Juan de Torquemada. La primera capilla se sustituyó por la actual en el año de 1657.

En su fachada lateral norte, presenta dos portadas de cantera color gris con características clasicistas, donde además se muestran algunos elementos que marcan el inicio del barroco.

Templo y exconvento de Santa Inés.

Se fundó en 1620, gracias a los esfuerzos de Jerónima de Gamboa, viuda de Serrano. La construcción data de 1663 y fue costeada por el canónigo Florián Reynoso.

El único vano de ingreso al templo está marcado por una sobria portada, estructurada en la fachada lateral oriente que da a una pequeña plazuela de tipo colonial.

El acceso tiene arco de medio punto y se flanquea por pares de columnas toscanas que soportan un entablamento de friso almohadillado. Arriba, se encuentra un nicho con la escultura de Santa Inés y, sobre él una ventana rectangular que remata la portada.

El campanario, que se levanta en el extremo izquierdo, es de forma octagonal; ostenta vanos arcados y pares de columnas salomónicas.

Templo de la Concepción (1617).

Perteneció a un conjunto conventual fundado en 1593. Su paramento lateral norte es propiamente la fachada principal y en ella destacan dos portadas herrerianas de cantera color gris, caracterizadas por su sobriedad clasicista.

Se integran de dos cuerpos; en el primero se encuentra el acceso con arco de medio punto y en el segundo un nicho con escultura. El diseño comprende también pilastras, frontones rotos, almohadillas, entablamentos y remates con perillones en la cúspide.

En el resto de la fachada se aprecian contrafuertes, ventanas, y en el extremo poniente se alza el campanario con vanos arcados de medio punto y columnas salomónicas.

Templo de la Compañía de Jesús.

Se terminó de construir en el año de 1767, bajo la dirección del maestro mayor de arquitectura José Miguel de Santa María. Originalmente perteneció al antiguo Colegio Carolino, hoy edificio de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Su imponente fachada principal está orientada al poniente y da a una pequeña plazuela, desde la cual se puede admirar su composición barroca que combina la cantera y argamasa.

La fachada consta de dos cuerpos; el primero es todo de cantera y lo conforma un pórtico con tres vanos arcados al frente, que corresponden a las naves interiores. El vano central muestra arco trilobulado y los laterales arco de medio punto; todos con hermosas rejas de hierro. Complementan el diseño las pilastras tableradas, cartelas, almohadillados, tableros, nichos, medallones y escasos motivos vegetales.

En el segundo cuerpo, los relieves ornamentales se marcan aún más, debido a la argamasa que aquí se emplea. Al centro se encuentra una ventana adintelada ya los lados una cuadrilobulada; entre ellas aparecen nuevamente las pilastras y los nichos.

En este cuerpo aumentan los motivos vegetales, con lo cual se marca claramente el carácter barroco del edificio. El remate es una comisa movida, que al centro hace un arco de medio punto, donde se aloja un escudo religioso.

Los campanarios están constituidos de tres cuerpos y ostentan vanos con arcos de medio punto, discretos estípites, entablamentos movidos, jarrones y cupulín con linternilla.

niveles en esquina sólo presenta vanos cuadrangulares enmarcados con platabanda. En el interior se conserva su patio de grandes dimensiones, rodeado por galerías con arcadas de medio punto sobre columnas toscanas en sus dos niveles.

En la fachada lateral sur es interesante la portada, compuesta de un solo cuerpo y remate. Presenta también magníficos trabajos barrocos labrados en basalto color gris.

Lo más notable de ella es la abundancia ornamental que cubre las jambas, el arco de acceso, el friso, las basas y el fuste de las columnas. Así mismo es relevante la presencia de un par de ángeles recostados en las enjutas y otro par más sobre el frontón roto, flanqueando al nicho del remate.

El interior tiene planta de cruz latina, cubierta con bóveda de arista, de lunetos y cúpula de gajos sobre tambor
octagonal y pechinas.

Se hacen presentes los elementos neoclásicos, pero destaca la ornamentación barroca en estuco, principalmente en las bóvedas y cúpulas, donde además se pueden apreciar figuras de ángeles y santos. Su retablo principal es neoclásico, y merecen especial atención los cuadros al óleo y la escultura policroma de San Cristóbal.

La portada, dispuesta entre altos y llamativos contrafuertes manifiesta los principios del barroco; en el primer cuerpo se aprecia el vano de acceso con un bello marco almohadillado ya sus lados figuran pilastras con ligeras molduras. El segundo cuerpo es de yesería yen él se aprecia la ventana coral con venera, coronada por un mascarón y relieves vegetales; a sus lados, se localizan pilastras recubiertas con elementos geométricos y otras más estriadas con capiteles jónicos. En los ángulos de los contrafuertes figuran dos grotescos mascarones de argamasa.

El interior tiene planta de cruz latina, cubierta con bóveda de lunetos y cúpula de gajos con lucarnas. Destacan los
retablos barrocos y las pinturas al óleo.

El interior tiene planta de cruz latina con capillas laterales. Llaman la atención sus grandes bóvedas de pañuelo debido a su bella decoración barroca en diferentes diseños.

También son interesantes sus magníficos retablos dorados de estilo barroco salomónico y churrigueresco; éstos alojan esculturas policromas y pinturas al óleo. Existen además retablos neoclásicos, rejas de hierro, un órgano de fuelle y cuadros al óleo. Lo más extraordinario del templo lo constituye la excelente y única Capilla de la Virgen del Rosario.

Templo de San Cristóbal.

Su construcción data de la segunda mitad del siglo XVII, e inicialmente pertenecía a un hospital para niños expósitos, fundado desde 1604 por el cura Cristóbal y su hermana María de Rivera.

En su fachada principal destaca su portada barroca labrada en basalto color gris que se caracteriza principalmente por el uso de almohadillas, abundantes motivos vegetales, esculturas de niños o ángeles y sobre todo por las columnas tritóstilas, dispuestas en ambos lados del vano de acceso marcado con arco de medio punto.

Las columnas del primer cuerpo rematan con pináculos y esculturas en ambos lados de la ventana coral adintelada y después del banco del segundo cuerpo. En este banco destaca un relieve con representaciones religiosas, flanqueado por medallones que se enmarcan con motivos vegetales.

Remata la portada un elemento curvo delimitado por una moldura con roleos en su clave y en los arranques. En ambos lados de la portada se levanta una torre con campanario de características también barrocas, donde sobresalen las columnas salomónicas y las figuras antropomorfas.

Templo de San IIdefonso.

Su portada de cantera gris manifiesta los principios del barroco en Puebla. Es obra del español Francisco de Aguilar, realizada por el maestro cantero Nicolás de Origuen, quien la concluyó en 1629.

Tanto el vano de acceso con arco de medio punto, como la ventana coral adintelada presentan almohadillados, lo mismo que el arquitrabe, pero aquí en forma radial.

Templo de San Jerónimo.

Perteneció a un convento de monjas y se construyó en 1579; se puso en servicio en 1635.
Su portada es obra del capitán español Francisco de Aguilar, realizada por el maestro cantero Lorenzo de Adel en 1629.

Templo de San Juan de Dios.

Perteneció al antiguo hospital del mismo nombre, edificado en 1626 por esfuerzos de don Antonio Hernández.

El templo se construyó entre 1667 y 1681, dentro del modelo herreriano; su portada ostenta un relieve en el segundo cuerpo, flanqueado por pilastras jónicas estriadas y pináculos muy altos que terminan en pomas.

Arriba queda la ventana coral adintelada y un frontón curvo. Sus campanarios reflejan características barrocas.

Templo de San Pablo.

Perteneció al antiguo hospital del mismo nombre, fundado en 1563, bajo el cuidado de los dominicos; dejó de funcionar al convertirse en convento en el año 1634.

Lo más interesante del templo lo constituye su portada principal de cantera gris, en cuya composición se reflejan los inicios del estilo barroco.

En su primer cuerpo, el vano de acceso es adintelado ya sus lados aparecen dos columnas toscanas; en el segundo, se levantan dos columnas de fuste recto con listones enrollados en forma helicoidal , y sobre sus capiteles se ven relieves de escudos religiosos; otros dos más se encuentran por arriba y abajo de la ventana coral multimoldurada y acodada.

Templo de Santo Domingo.

Perteneció al antiguo convento de los frailes dominicos, fundado en el siglo XVI. Sobre el escalón de la entrada del templo se lee: "Acabóse Año de 1659". Su portada es de gran pureza clasicista, terminada en cantera gris; consta de tres cuerpos y tres angostas entrecalles.

En el primer cuerpo se hallan columnas pareadas de inspiración dórica, desplantadas sobre altos pedestales tablerados. El friso del entablamento que soportan se decora con triglifos y metopas. En lo que respecta al vano de entrada, éste ostenta un extraño par de arcos de medio punto, dovelados y sobre jambas tableradas.

En el segundo cuerpo-existen pilastras tableradas jónicas, que flanquean la ventana coral alojada en un marco acodado; abajo de ésta se encuentran esculturas zoomorfas y antropomorfas. En el tercer cuerpo se repiten las pilastras en ambos lados de un tablero con escultura. El remate de la portada es un escudo dominico con sendas figuras zoomorfas sobre perillones.

La torre dispuesta en el lado izquierdo fue concluida en 1801; ostenta un alto basamento con óculo moldurado y el campanario que es de un solo cuerpo. Este último muestra pares de vanos arcados y pilastras lisas. También es sobresaliente su amplio patio atrial y la fachada conventual con decoración barroca de argamasa.

Templo de la Santísima Trinidad (S. XVII).

Estuvo anexo al antiguo convento de monjas fundado por la familia el interior es de una sola nave, de gran longitud, cubierta con bóvedas de arista, bóvedas de lunetos y una cúpula con lucarnas sobre tambor y pechinas.

Destacan sus retablos neoclásicos, pero principalmente el coro de monjas que conserva su celosía metálica; ésta lo separa de la nave y antaño sirvió para que los fieles no interfirieran en los actos de oración comunitaria de las religiosas. Merecen especial atención las obras pictóricas del sotocoro con temas religiosos, como la Pasión de Cristo, la Vida de Santa Rosa, entre otros.

La casa es verdaderamente interesante; consta de dos niveles, en cuya fachada se combina la cantera, el ladrillo y el azulejo. En el primer nivel se abren tres ventanas adinteladas y enrejadas, con jambas que se prolongan hasta el
comisamento que separa al segundo cuerpo del primero.

El único vano de acceso es adintelado, colocado en el extremooriente de la fachada, donde también destaca un relieve alusivo a la vida de San Francisco.

Lo más importante se halla en el segundo nivel, donde se distribuyen cuatro puertas adinteladas con balcón de herrería corrido y provistas de impresionante ornamentación barroca, manifestada por el uso de almohadillas, columnas tritóstilas y como remate doble frontón triangular curvilíneo.

En el interior, la distribución de sus espacios se da a partir de un patio central con galerías en tres de sus lados y en dos niveles. Destacan sus arcadas de tipo escarzano que en el primer nivel presentan molduras y en los superiores estrías móviles.

En cuanto a los apoyos, éstos adoptan diversas soluciones; en el primer piso son columnas toscanas exentas o adosadas a pilares cuadrangulares, en tanto que en el segundo se alternan columnas con pilastras; todas tritóstilas, principalmente con estrías zigzagueantes y onduladas.

La cubierta de este edificio consiste principalmente en bóvedas, por lo que es conocido como Casa de las Bóvedas.
En sus espacios alternan bóvedas vaídas, de arista, de formas geornétricas y la cúpula de la escalera es gallonada. Motivo de atención es también el paramento poniente del patio, el cual ostenta en la parte alta, puertas balconadas y ornamentadas con almohadillas y pilastras estriadas -igual que en la fachada exterior-; dichas puertas se coronan con doble frontón.

En 1864, un grave sismo acabó de afectar el conjunto penitenciario. En diciembre de 1879, un grupo de poblanos se
dieron a la tarea de concluir la gran obra ahora bajo la dirección del arquitecto poblano Eduardo Tamariz, respetando los
lineamientos originales del arquitecto José Manzo.

Para su conclusión se estableció un impuesto del 2.5% sobre la venta de licores y una cuota de dos reales semanarios sobre pulquerías. El 2 de abril de 1891, el general Porfirio Díaz la inaugura, siendo gobernador el general Rosendo Márquez. Actualmente este edificio es sede del Instituto Cultural Poblano.

Rivera Barrientos, hacia 1619. Su edificación fue patrocinada por el obispo Escobar y Llamas y, al decir por Efrain Castro, es probable que haya intervenido en su construcción el maestro arquitecto Carlos García Durango, iniciador del barroco en Puebla. La fachada lateral sur es propiamente la principal y la única por la cual se puede ingresar al templo directamente desde la calle ya través de dos portadas de acceso con características barrocas, elaboradas en cantera color gris.

La portada principal tiene un claro sentido ascensional, ya que disminuye el ancho de cada uno de sus cuerpos superiores. Sus elementos más sobresalientes son las columnas pareadas de fuste estriado, los roleos, las almohadillas, los blandones y los pináculos alargados con perillón en su cúspide.

En el primer cuerpo, el acceso se marca con arco de medio punto; en el segundo se localiza un nicho con escultura y en el tercero se abre la ventana coral coronada por un frontón curvo, que a su vez sirve de remate a la portada.

La otra es más sencilla; se compone de un solo cuerpo, donde el acceso se marca con arco de medio punto y está flanqueado por pilastras tableradas que soportan un modesto entablamento. Sobre este último se inicia el remate roleado, a manera de frontón triangular, cuyo tímpano aloja un medallón con una cruz enmarcada por relieves fitomorfos.

La composición de la fachada se complementa con elevados contrafuertes y una torre en su extremo oriente. En esta última sobresale el campanario ochavado con óculos, vanos arcados y cuadrangulares, balcones y cupulín con linternilla.

Exacademia de Bellas Artes.

A este edificio también se le conoce como Casa de las Bóvedas. Se construyó entre 1684 y 1685 por el arquitecto Diego de la Sierra, quien se distinguió por sus construcciones barrocas.

Originalmente fue de tipo habitacional destinada al racionero de la catedral Diego Peláez Sánchez, y posteriormente funcionó aquí la Academia de Bellas Artes, fundada en 1813 por el padre José Antonio Jiménez Cuevas, con la denominación de Academia de Primeras Letras y Dibujo.

Colegio de San Javier (actual Colegio 2 de Abril).

En 1773, el doctor y maestro Sebastián Roldán cede en testamento la cantidad de $ 26000.00 a la Compañía de Jesús, 10 años más tarde su sobrino Antonio Hordeñana, entrega $50000.00 iniciando así la construcción del Colegio y el Templo de San Javier, dando término en 1751, según crónicas de la época; ahí laboró como operario de indios desde 1761 , Francisco Javier Clavijero, con la expulsión de los jesuitas el colegio y el templo son abandonados sufriendo un grave deteriodo. En 1796, se reconstruyen.

Edificio Penitenciario (Instituto Cultural Poblano).

Siendo gobernador el general Felipe Collados, el 11 de diciembre de 1840 coloca la primera piedra, logrando un buen avance hasta 1847, cuando se interrumpe la construcción con motivo de la Intervención Norteamericana.

Dos años después se reanudaron los trabajos, pero, una nueva intervención ahora Francesa volvió a suspender la obra.

Tras la victoria sublime del 5 de mayo de 1862, y de ser ocupada primero como cuartel, el poblano Joaquín Colombres convirtió la penitenciaria en el fuerte " Iturbide", en la concepción de la defensa de la ciudad para el quesería heroico sitio de 1863. Del 18 al 29 de marzo de ese año, San Javier fue un bastión notable y en donde se escribió por las tropas mexicanas una de sus mejores epopeyas; bombardeado el edificio, éste quedó destruido en gran parte.

Biblioteca Benito Juárez García.

Construcción de tipo colonial, cuya fachada muestra elementos del barroco poblano.

El acceso tiene arco de medio punto sobre pilastras tableradas; arriba se encuentra un entablamento movido, y el
remate es un frontón mixtilíneo con el escudo nacional. En el resto de la fachada sobresale el tapizado de ladrillo rojo.

Según una placa alusiva colocada a un costado de la entrada, en 1853 estuvo preso en este lugar.

El interior conserva una bella escalera que conduce a la planta alta, donde se encuentra en primer término un vestíbulo y, posteriormente, las dos únicas habitaciones originales. Estas últimas albergan un singular e interesantísimo Museo de Pintura Mural.

El interior alberga actualmente las oficinas y talleres del periódico "El Sol de Puebla". En el muro del descanso de la escalera se muestra una cédula de cantera, en laque se narra la antigua leyenda del joven que mató al animal.

Son un total de dieciséis tableros de azulejos que representan cuerpos de hombres y mujeres semidesnudos; algunos en actitud de danzantes y acompa&nt

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