Felicitaciones Navideñas

Este advenimiento de Jesús es la expresión del amor de Dios al mundo. Nos revela el designio del Padre, manifestado en la Encarnación de su Hijo por medio del Espíritu, de participarnos su vida divina.
La intervención de la vida divina origina el desarrollo pleno de la vida humana.
Nos manifiesta la importancia que cada ser humano tiene ante Dios, y el respeto que le debemos a esos seres humanos por ser Obra de Dios. Nos dice el profeta: ?antes que estuvieras en el seno de tu madre ya te conocía? (Jer.1, 5). El nacimiento de Jesús nos hacer ver que nuestro nacimiento no es fruto de la casualidad, sino obra del amor de Dios que a cada uno de nosotros nos quiere como únicos. De tal manera que no existe en el mundo dos personas que sean exactamente iguales. Esta vida que Dios nos ofrece nos hace superar las limitaciones que vivimos en nuestra vida humana. De mortales, nos convierte en inmortales. De vivir desde una sabiduría humana, nos hace participes de la sabiduría divina. Nuestra capacidad de amar se dilata, de lo humano a lo divino, ya no amamos desde nuestras capacidades para amar; sino, desde la fuerza de Dios, que nos capacita para amar como Él nos ama. De ahí nace nuestra convicción de defender la vida, desde su concepción hasta su muerte natural.
El amor del Padre manifestado en la Encarnación de Cristo nos motiva a ser humildes y no creernos superiores a nadie, a ser mansos y no violentos para con todos los hombres, a estar atentos hacia aquellos que son más débiles para poder servirlos. En definitiva a respetar al que piensa distinto a mí, a respetar las leyes, las instituciones y la dignidad de hombre.
La presencia del hijo de Dios en el mundo nos convoca a todos a responder a una vocación concreta. Sólo podemos realizarla cuando hacemos el esfuerzo de convertir nuestra formación cristiana en algo permanente, que nos capacite a vivir en una continua escucha de Dios, convirtiéndonos así en verdaderos discípulos y misioneros generadores de vida.
Este año en que nos disponemos a prepararnos al Encuentro Mundial de las Familias, no podemos olvidar que Cristo eligió nacer en el seno de una familia, para dignificar su  valor. Nos hace ver que nuestra naturaleza, creada a imagen y semejanza de la Trinidad, necesita los cimientos  de la familia para su pleno desarrollo: ?La familia formadora de valores humanos y cristianos?.
El nacimiento del niño Jesús se vio rodeado de circunstancias adversas para la sagrada familia. A lo largo de toda su vida Jesús nos da testimonio de cómo vivir el sufrimiento.
Rompiendo la idea de que este es necesariamente algo negativo. Nos enseña que  asumirlo y superarlo puede ser un camino para nuestro pleno desarrollo. La sociedad actual nos muestra todo lo contrario. El sufrimiento hay que evitarlo, imperando sólo la búsqueda del placer como única opción.
Así, el nacimiento de Jesús  no es otra cosa que el inicio de un camino que nos ayuda a promover la vida del hombre.
La Virgen supo recibir en su vida a Jesús, por ello se convierte ella en el mejor ejemplo existencial para darlo a luz en nuestras vidas. Pidámosle que interceda por nosotros para que lo sepamos hacer presente con los nuestros y en nuestra gran ciudad.

¡Feliz Navidad!

Facebook Comments