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El miércoles 17 de diciembre, se inauguró la magna exposición que lleva por título Manos indígenas, Arte cristiano.
Comprende la más grande muestra de arte “códice” de los inicios de la evangelización que se conoce en México. Estas tablas pintadas desde los orígenes de la implantación del evangelio en estas abruptas y fértiles tierras, por vez primera se muestran con todo su esplendor en San Cristóbal de las casas cabeza y madre de las iglesias particulares en Chiapas.
La exposición tiene dos hechos importantes para los que desean conservar la memoria histórica del legado de su fe que recibieron por la predicación de los misioneros en siglo XVI.
Es el ir a los orígenes de la obra misionera en tierras de México. La segunda tiene una referencia obligada para los estudiosos del hecho más importante de este proceso de implantación del evangelio o inculturación del mensaje de Cristo, como ahora se pregona, es a saber la presencia de santa María de Guadalupe. Por ves primeras se exhibe la tabla más antigua y venerable que se conocer de la Señora del Tepeyac. Y lo mas emblemática es que esta tierra maya con rostro criollo y mirada autóctona quiere redescubrir sus orígenes y su legado.
La colección de tablas pintadas por manos indígenas nos remiten a un hecho histórico que inicia con la llegada de los frailes franciscanos a México, dichos religiosos se propusieron a dignificar y sacar el más grande provecho de los talentos que estos pueblos, que la Providencia regalo a estos naturales “vasallos de su majestad”.
Don de plasmar la belleza, en códices y monumentos, ahora serviría como medio propagandístico de lo que no se ve, pero se creé, de lo que no se explica pero se siente, con ojos nuevos y con una nueva realidad de unión inseparable de fusión cultural nativa de estas tierras y la europea que dieron ese fruto, de miradas y rostros unidos para dar un rosto mestizo y e indio que marcaran lo que somos en la actualidad. Expresiones de cultura asumida y esplendor manifestado en el pincel, movidos por la fe. Estas tablas nos hablan de como se origino y se asumieron el nuevo vehículo de comunicación de lo divino en los ojos humanos, medios que comunicaron la fe y desde esa belleza, movieron a la piedad y devoción, muy propia de la evangelización y e inculturación del mensaje cristiano.
Nos remite a la acción cultural que los frailes franciscanos iniciaron, el proceso misional. Estas tablas fueron realizadas por indígenas, preparadas para indígenas, y para el servicio de los indígenas, por eso eran eran interpretadas con los códigos indígenas, que estaban familiarizado pictográficamente a los códices.
Al ver las posturas y movimientos de Cristo y los santos, que están en esta muestra, nos refieren a los códices nahuas, que eran “originales” vehículos de comunicación y difusión de la palabra que se transmitiría de generación en la gentilidad y que ahora seria la aliada del anuncio del mensaje de Cristo con la mano diestra de los conversos al cristianismo.
Nos remiten estas obras a la misión franciscana. Sin temor a equivoco estas tablas, partieron de los colegios franciscanos para indios como se decía en los manuscritos del siglo XVI. Los franciscanos edificaron colegios junto a los monasterios, eran grandes salas para escuelas donde los indios eran enseñados en las artes que trajeron los misioneros.
En 1523 apenas llegando Fray Pedro de Gante, se inició en Texcoco una primera escuela y poco después pasó a enseñar en otra escuela en México como el más grande centro de enseñanza para “ellos” en Santiago Tlateloco, donde se dieron las producción más de grandes de obras hechas por indígenas como son esta muestra que resalta el emplumado, figura realizada con las plumas del diminuto colibrí, que hace la figura de San Francisco de Asis todo un embeleso para admirar..
Lamentablemente los dominicos no fundaron ese tipo de misiones en la Nueva España. Ninguna escuela o colegio para indios estaban en el proyecto misional de esta orden, eran hostiles a esta institución franciscanas y en particular acérrimos enemigos a enseñar el latín y teología.
Se entenderá el porqué en Chiapas no hubo nunca una escuela de tales proporciones como en México. Esto marco a Chiapas a en ser siempre una zona de misiones dependiente a la ayuda del exterior, por la gran carencia de sacerdotes y de misioneros que predicasen la Palabra de Dios.
La muestra nos remite a las grandes gestas misioneras de los franciscanos que fueron los promotores de este arte cristiano, en particular fray Martin de Valencia 1474-1534 Junto con Fray Toribio de Benavente llamo “motolinia” fraile que piso tierra chiapaneca llegando hacia Guatemala, nos dejo el más grande testimonio en la laboriosidad de los indios al escribir al emperador Carlos V sobre estos artistas del nuevo mundo que son “hábiles para cualquier virtud, y habilísimos para todo oficio y arte, de gran memoria y entendimiento” siendo la pintura lo que más admiraba este fraile. ¿Estás tablas de arte cristiano en manos indígenas las habrá visto este singular fraile? Añadamos al grande fray Pedro de Gante, flamenco y muy familiarizado con el arte de pintar en tablas, tradición de su tierra natal Flandes.
El cronista Fray Gerónimo de Mendieta nos refiere sobre Pedro de Gante que “junto a la escuela, ordenó que se hiciesen otros aposentos o repartimientos de casas donde se enseñasen los indios a pintar, y allí se hacían imágenes y retablos para los templos de toda la tierra”. De ahí viene la importancia de estas tablas de arte cristiano, porque tiene su origen misional de extraordinaria belleza desde una visión de colonización de las almas, con los métodos misionales europeos y con las codificaciones y enseñanzas que ellos conocieron de los códices, facilitaron este proceso de implantación de la fe donde se dio la fusión de dos realidades antagónicas, lo cristiano y la religión de los moradores de estas tierras, naciendo un arte de proporciones inimaginables que se nos escapan en la actualidad, admirar su extraordinaria belleza espiritual.
Lamentablemente en Chiapas la presencia dominica apago toda oportunidad de aprovechar estas “manos” solo se conserva una solo pintura hechas por estas manos, para un personaje que tenía sangre de estas tierras, nos referimos a la pintura del obispo agustino Fray Juan Zapata y Sandoval que se resguarda en Archivo Histórico del Obispado de San Cristóbal de las casas. Fuera de esa pintura del siglo XVII no se hay más.
Pero la joya “magna” es sin duda la imagen de la Virgen de Guadalupe, puesta en una esplendida vitrina del siglo XVIII con dos blandones de plata del siglo XVIII. Es de suma importancia para los estudiosos del hecho guadalupano. Recordemos que ante el acontecimiento mariano que se dio en el Tepeyac, hay entre los historiadores dos bandos, los que sostienen que la Virgen María se apareció en el Tepeyac y los que niegan tal acontecimiento, aduciendo que se valió de la fe de los indios para que se convirtieran a la fe, utilizando la aparición como un medio de manipulación para el fin de la conversión. Esta tabla es después del ayate original la prueba más primitiva y contundente de los dos personajes del relato María Virgen y Juan Diego que aun hoy en dia se discute su historicidad. En ella se observa al vidente con aureola. Prueba de la devoción y estima que se tenia entre esta gente al Juan Diego elegido por ella para que levantara un templo. La reforma detallada de los procedimientos de canonización llegó en 1588, cuando el papa Sixto V creó la Congregación de Ritos y encargó a sus funcionarios la responsabilidad de preparar las canonizaciones papales y de verificar la autenticidad de las reliquias. Pero no fue hasta el pontificado de Urbano VIII (1623-1644) que el papado obtuvo por fin el control completo de la canonización de los santos. En una serie de decretos papales, Urbano definió los procedimientos canónicos por los que habían de regirse las beatificaciones y las canonizaciones. Una de esas decisiones merece especial atención El papa prohibió estrictamente cualquier forma de veneración pública – incluida la publicación de libros de milagros o revelaciones, atribuidos a un supuesto santo – hasta que la persona en cuestión no hubiera sido beatificada o canonizada por solemne declaración papal. Y en esta tabla se ve a Juan Diego con el signo de santo, entonces fue antes de dicha reforma del papa, nos remite como dato que es del siglo XVI la tabla, prueba más contundente de un hecho que sigue dando mucha esperanza y consuelo para toda una nación.
Como colofón no debemos de olvidar que la devoción a la “morenita” es muy tardía en Chiapas, es hasta el siglo XIX donde se inicia la devoción en estas tierras, antes no había ni imágenes y mucho menos iglesias donde el culto se conociera se le debe a obispo mártir que era llamado el Chamula y después Arzobispo de Guadalajara Francisco Orozco y Jiménez que empezó a implantar esta advocación con rostro muy nuestro. Por tanto es indispensable que las tres diócesis de Chiapas, sus obispos, párrocos, religiosas y laicos y agentes de pastoral promuevan la visita a este recinto donde están expuestas estas obras.
Que sean más sensibles a estas explosiones, y en especial a la mencionada, por contener en forma pictográfica la historia eclesial que se realizo y con nuestro rostro autóctono de iglesia que vivimos hoy, para que contemplando estas “golosinas” con ojos de admiración producto de la catequesis y nacidas desde la fe, para nutrir la fe de estos pueblos, sean para nosotros un estimulo de nuestro amor a la obra misional que se dio en México y que somos responsables de su cuidado y custodia.
Pbro. Lic. José Gerardo herrera Alcalá
Diócesis de san Cristóbal de las casas Chiapas
Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia Eclesiástica
Sociedad de Bibliófilos Mexicanos
Galería de la Fundación Cultural Mario Uvence, A. C.,
Calle Presidente Carranza N° 14-A,
Col. Revolución Mexicana,
San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México
C. P 29220
A partir del jueves 18 de diciembre de 2008 al domingo 19 de abril de 2009.
Público en general:
De martes a domingo de 11:00 a 14:00 horas y de 16:00 a 19:00 horas
Grupos:
De martes a domingo de 10 a 11:00 horas (previa cita)