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No saben con qué facilidad me vienen a la mente las experiencias que he tenido al compartir una sonrisa. Quizás, a veces he gesticulado por compromiso, algunas otras porque siento cosquillas, inclusive porque no me queda de otra; pero ahora que vivo la dulzura, el cosquilleo, el brincoteo, ese brillo que me resplandece el rostro y hormiguea por todo mi ser, he podido descubrir, en ese preciso momento, que estoy vivo, que no tuve que pagar a nadie por esa sensación y lo más importante: que soy feliz.
Qué te parece si abrimos bien los ojos (porque de otra manera no terminarías de leer esta grata experiencia) y me imaginas dándole vuelta a la hoja de una revista en una cadena comercial muy importante, y justo en ese momento aparece frente a mis ojotes -por no ser tan modesto y decirlo de otra manera- hermosos, preciosos y expresivos ojos…un artículo sobre una asociación de dizque “RISATERAPIA”, y como su servidor siempre ha sido muy curioso, no le bastaron esas líneas, por lo que días después me dí a la tarea de ponerme en contacto con tales personas, asistiendo a sus instalaciones de entrenamiento.
La primera vez que entré a dicho lugar me dio miedo, porque pensé que había encontrado individuos bastante chiflados, y -como a veces no paro de echarle mente-, me imaginé que era así como el camino a un hospital psiquiátrico. Aunque dudé, porque algunos de estos sujetos eran muy serios, entonces dije entre mí: “quizás algunos se van siguiendo el camino de la Madre Teresa de Calcuta”. Justo en ese momento, recordé que en las escaleras de la entrada a estas instalaciones, se encontraba inscrita en la pared, la siguiente frase: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”.
Y así comenzó mi aventura, lo primero que hice, fue inscribirme al curso de Médico de la Risa, experiencias que han cambiado mi vida y el compartirla con los demás. De esta manera pude apartar de mí la soberbia, cuando el primer día de curso nos invitan a quitarnos los zapatos y comenzar a trabajar, fue una semana en la que el encuentro conmigo mismo estuvo lleno de sinceridad, amor, ternura, tristeza, desilusión, capacidad, en fin, una serie de sentimientos tanto placenteros, como de insatisfacción. Algo muy importante que me sostenía en esos momentos, es que mi ser estaba siendo diferente, estaba pasando por esa metamorfosis que necesitaba como parte del proceso a poder compartirme un rostro alegre que emanaba de mi satisfacción interna. Indudablemente aprendí las bases necesarias para poder llevar esas actitudes que alientan y dan una luz de esperanza, así como ver el dolor y sufrimiento dentro de un hospital de una forma diferente. Es en esa semana cuando veo, por primera vez, inserta una nariz roja como parte de mi rostro, cuando inicié el compromiso de recordar día con día el ser feliz y compartirlo con los demás. Es por lo que me quedo en ese grupo de personas atrevidas a satisfacer sus sentimientos en una forma diferente, aprendiendo el servicio y sus consecuencias vitales, que son: llevar el amor en el corazón y la alegría hasta en los momentos más difíciles.
En esos días, el verme jugando como niño, sintiendo que cada poro de mi piel lo disfrutaba, que por mi ser fluía una energía que rebotaba mis músculos, sangoloteaba mis huesos e irrigaba mi sangre, me hizo perder el temor de equivocar mi decisión al servicio de lo que veía iba a ser para algunos pequeñitos. En ese momento, descubrí que el servir era para mí como una vitamina, que mi ser necesitaba para complementar mi existencia en este mundo.
Tengo en mi mente una multiplicidad de experiencias, entre ellas: poder utilizar el lenguaje de la sensibilidad con peques [niños, N/Enkidu] que por alguna razón no pueden ver mi nariz roja pero sí tocarla; o quizás no puedan tocarla con sus manos pero sí sentirla con sus pies; o quizás no puedan correr conmigo por los pasillos, pero sí transportarnos con nuestros pensamientos y alegría a uno de sus mejores sueños.
Es más, a veces no hablamos el mismo idioma o lengua, y si tal vez lo vemos desde el punto de vista intelectual, no tenemos los mismos conocimientos, pero no importa, a fin de cuentas compartimos los sentimientos del corazón, valía importante que nos hace no preocuparnos de cuando sea el fin de nuestras vidas. Es justo en ese momento, cuando se apodera de nosotros la risa, la alegría recorre todos y cada uno de nuestros sentidos, y sólo en ese momento podemos comprender que no hay tiempo que perder para transformar lo que algunas veces se torna doloroso.
Es por eso que te comparto lo siguiente: En México existe una Asociación Civil denominada RISATERAPIA A.C., integrada por hombres y mujeres, mayores de 18 años, de distintas profesiones y quehaceres, comprometidos con llevar alegría a niños hospitalizados con el fin de mejorar su calidad de vida y ayudarles a recuperar su salud más rápidamente. Así como crear condiciones para el bienestar social.
Combaten los ánimos desconchinflados a través de un grupo de voluntarios llamados “Médicos de la Risa”. Mediante visitas personalizadas, estos divertidos y sensibles personajes conviven con los pacientes infantiles, sus familiares y el cuerpo médico, con el fin de quitarles las caras de “huarache mal planchado”.
Su Misión es Promover una cultura de Cooperación Alegre y cuya Visión es Unir al mundo compartiendo alegría.
Sus principales Objetivos son:
1. Sensibilizar acerca de la necesidad de Cooperación Alegre.
2. Brindar las herramientas necesarias para vivir la alegría y compartirla.
3. Crear diversos campos de acción para la Cooperación Alegre.
¿Cómo surge en México este proyecto y gracias a quien se hace realidad?
A partir de su experiencia en la Universidad de Payasos "Clown College" del circo Ringling Bros. and Barnum & Bailey, así como de pasar dos temporadas de gira con dicha compañía, Andrés Aguilar Larrondo (Dr. Romanok) tuvo la oportunidad de experimentar la RISATERAPIA al realizar visitas a hospitales infantiles y pabellones pediátricos.
Enamorado de la labor y convencido de los evidentes resultados en cada paciente, Andrés decidió echar a andar este mismo proyecto en la ciudad más grande del mundo: la Ciudad de México. La historia va como sigue:
Andrés Aguilar Larrondo (Dr. Romanok), fundador y actual Coordinador General de Risaterapia, trabajaba como payaso para un circo estadounidense, cuando, un día, le pidieron asistir a un hospital como parte de la publicidad del circo.
En un cuarto se encontraba una niña, de aproximadamente 7 años de edad, quien sorprendida al ver a Andrés, se incorporó con su propia fuerza y le preguntó "¿Tú quién eres?"
Como buen payaso, contestó: “Soy el nuevo Director del Hospital y vengo a decirle a los doctores, que éste es el nuevo uniforme” (señalando su atuendo). La niña volteó a ver a los doctores con una inmensa sonrisa y continuó platicando con Andrés.
La madre, llorando, le dijo a los doctores “¡”, pero la niña la corrigió: “No es un milagro, es un payaso…” Después, los padres le explicaron a Andrés que su hija había tenido un accidente doméstico y desde entonces no había querido hablar o moverse.
Con esta experiencia, Andrés decidió regresar a México para reunir a un grupo de amigos que se convirtieron en los primeros Médicos de la Risa en 1999.
Los resultados fueron claros desde el principio y así fue como comenzó a estructurarse lo que habría de convertirse en una Asociación Civil, en mayo de 2002.
Los Médicos de la Risa buscamos llegar a muchos espacios para contagiar alegría. Estamos ocupados en quitarle la cara de ombligo apachurrado y devolverle la alegría, a la gente que lo necesita.
Hay tantas razones, tantos motivos y sentimientos por lo que tu ser puede estar implicado en RISATERAPIA A.C.; es tan especial ver a un niño sonriendo, algo inigualable e incalculable que llena de alegría y esperanza a este mundo, a esta nuestra tierra. Imagina un mundo en el que los niños puedan jugar en las calles libremente, en el que las sonrisas sean nuestro contacto con los demás. Imagina un mundo en el que, dentro de los hospitales, los niños no dejen de sonreír y jugar, que su buen estado de ánimo pueda ayudarles a mejorar su salud y su calidad de vida.
Risaterapia hace la diferencia. Trabajamos para que este mundo sea una realidad que refleje nuestros valores. Este es un programa no lucrativo.
¡Tenemos el poder de cambiar la realidad!
Puedes integrarte de diferentes formas en este noble servicio para ti y los demás, nos puedes contactar vía internet en www.risaterapia.org
Hay múltiples formas en las que puedes colaborar como voluntario, ya sea en efectivo, en especie e inclusive prestando tu servicio social, si te encuentras en el camino a ser un gran “SER HUMANO PROFESIONAL”.
Haz tu donativo al banco Inbursa, en cualquier caja de Sanborn’s, a la cuenta 1800 14 000 17ª nombre de RISATERAPIA A.C.,. y envíanos tu ficha por fax al (55) 5260 4713
Puedes hacer una transferencia con tu donativo vía internet, nuestra CLAVE es 036180180014000172
Risaterapia ha encontrado apoyo, que es muy necesario para seguir creciendo, en algunas personas físicas (todos los voluntarios que apoyan nuestras distintas áreas), así como algunas morales: Fundación Telmex, Crest, Sanborn’s, Idea Visual, TPI Mexicana, SOLAN Cosmetics, Promo Cassandra, Hasbro, Million Dollar Round Table Foundation, Fundación Mexico Unido, Vértice Anáhuac, Prisma Publicidad Integral, CEDIC, Fomento Social Banamex, Vilchis FH, Seis Color Imaginerías, Papalote Museo del Niño etc…
¿Cómo puedes contactarnos? Porque recuerda, yo también soy parte de la Asociación. Muy sencillo: puedes comunicarte a los siguientes teléfonos: 52-60-48-04 y 52-60-47-13. Por internet, visita nuestra página y conoce algunas de nuestras actividades y lo más chido, conoce algunas de nuestras carotas, en: www.risaterapia.org
!Visítanos! Si vienes en transporte público, puedes llegar al Metro Normal o San Cosme, de ahí salen microbuses que dicen "Oficinas Pemex", tómalo y puedes bajarte enfrente de Risaterapia. En la esquina hay un Domino’s Pizza, y si te metes por la callecilla de atrás y caminas media cuadra, a tu lado derecho verás una cortina anaranjada con el logotipo de Risaterapia. ¡Llegaste! Toca, sonríe ¡y gustosos te abriremos!
Ante todo, muchas gracias por tu atención.
Escribió Isaías Galicia, Médico de la Risa Dr. Isaferjes.