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La Esmeralda

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Primero la ubicación: Madero esquina con Isabel La Católica, frente a La Mexicana.

Esta construcción fue realizada entre 1890 y 1892 por los arquitectos Eleuterio Méndez y J. Francisco Serrano. Es de carácter ecléctico, combina elementos neoclásicos con algunos toques del barroco francés y, se dice que tuvo una escalera interior que era el mejor ejemplo de art nouveau que hubo en México.

 

 

Lo más importante es que se trata de uno de los primeros edificios con estructura de hierro en todo el país. Bueno, se puede decir que la mezcolanza de estilos y corrientes resultó equilibrada y el edificio tiene una gran presencia arquitectónica de indiscutible aire europeo. El interior fue prácticamente “rasurado” y apenas se puede apreciar algo de su esplendor original en la decoración del plafón.

 

Aquí estuvo la que fue la más importante joyería del México de las primeras décadas del siglo XX, “La Esmeralda”, que perteneció a dos judíos apellidados Hauser y Zivy. En ella se podían adquirir obras de arte, joyas, relojes, cajas de música, finísimas piezas decorativas, pues era además la agencia de orfebrería Christoffe y de la cristalería Bacarat.

 

Fue uno de los primeros edificios privados que integraron un reloj a su fachada. Además, varios de los relojes exteriores que se colocaron en edificios y monumentos de la ciudad, fueron montados por personal de La Esmeralda, nombre que aparece, por ejemplo, en la carátula del reloj de La Mexicana.

 

 

 

Se dice que en este predio estuvo ubicada la casa de la doña María Ignacia Rodríguez de Velasco y Osorio Barba, mejor conocida como La Güera Rodríguez, quien nació en esta ciudad en 1778. Según se cuenta, se casó dos veces, mismas que enviudó.

 

Tuvo tres hijas y quedó muy acaudalada. Se cuenta que en su casa se reunía lo más granado de la intelectualidad. Alrededor de ésta mujer, se ha tejido toda una leyenda respecto a que, debido a su belleza, era una rompecorazones; incluso, en 1805, llegó a conquistar el amor de Simón Bolívar; Humboldt decía que La Güera Rodríguez era la mujer más bella que había conocido en su vida.

 

También se dice que durante la Guerra de Independencia, La Güera ayudó a sostener la causa Insurgente con sus propios recursos y que formó parte de la Conjuración de la Profesa, que tenía como objetivo derrocar al virrey, motivo por el cual compareció ante el Tribunal de la Santa Inquisición. También se dice que Agustín de Iturbide estaba perdidamente enamorado de ella, al grado de que cuando el Ejercito Trigarante hizo su entrada a la ciudad el 27 de Septiembre de 1821, el general hizo que la columna militar se desviara para pasar frente a su casa.

 

 

 

 

 

Años después, La Güera realizó infinidad de obras piadosas dentro de la Orden Tercera de San Francisco y murió vistiendo el hábito en 1851.

 

Bueno, regresando al edificio. Actualmente la planta baja es ocupada por un mix up, y en la parte superior está el Museo del Estanquillo.

 

Ahí se pueden encontrar piezas de artes plásticas, documentos que narran la historia de México y dan cuenta de la conformación de la muy particular identidad de los habitantes de esta mega urbe y de todo el país, fotografías, historietas y otros objetos producto del buen sentido del humor y la sátira, elaborados desde distintas perspectivas plásticas e intelectuales.

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