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Hemos oído y leído mucho sobre El Tajín (situado a dos leguas al
poniente del pueblo de Papantla), desde que en 1785 don Diego Ruiz,
visitador de las empresas tabacaleras de aquella época.
Jorge Angulo Villaseñor*
?Andando cateando los montes?, Diego Ruiz descubrió casualmente la Pirámide de los Nichos en 1785. Foto: National Geographic, febrero de 1913.
Hemos oído y leído mucho sobre El Tajín (situado a dos leguas al
poniente del pueblo de Papantla), desde que en 1785 don Diego Ruiz,
visitador de las empresas tabacaleras de aquella época, encontró dentro
del espeso bosque tropical de la costa del Golfo una impresionante
pirámide de varios cuerpos cubiertos de hierva, broza y hojarasca bajo
un sinnúmero de árboles cuyas raíces sacaban, de la estructura
piramidal, los sillares de piedra labrada que constituían la escalera
central y los cuerpos colaterales de esa fabulosa estructura piramidal
que posee una extensa serie de nichos que la caracterizan.
Después de muchos litros de tinta vertidos en palabras sobre varios
kilos de papel y el uso de machetes, palas, cucharillas, brochas de
diversos tamaños y demás instrumentos requeridos para el trabajo de más
dos siglos de diversas intervenciones arqueológicas y literarias, el
doctor Arturo Pascual Soto se enfrentó a las múltiples incógnitas que
habían ocasionado las tempranas incursiones efectuadas en el sitio, en
las que se proclamaba, en una serie de publicaciones que inundaron el
mercado literario, a veces mal informadas o con conocimientos parciales
e ideas contradictorias que abordaban el tema a diversos niveles de
profundidad.Estamos conscientes de que aún entre los
especialistas se debate la colocación cronológica del inicio de esta
extraordinaria ciudad prehispánica, a la que algunos le atribuyen haber
surgido de la nada, antes de alcanzar ese esplendoroso desarrollo
cultural que ha quedado reflejado en su diseño urbano, en su
arquitectura, relieves, escultura, pintura y otras muestras de un arte
y una cultura que ahora, se dice, fueron concebidos y difundidos por
toda Mesoamérica durante el llamado periodo del Epiclásico, ocurrido
entre los años 900 a 1200 después de nuestra era.
Pirámide de los Nichos.
Como preámbulo a su meticulosa investigación, el doctor Pascual Soto
explica con claridad que El Tajín no fue una ciudad única, aislada y
autosuficiente económica y culturalmente, sino más bien el centro
nuclear que controlaba muchas o casi todas las poblaciones que se
situaban entre las cuencas de los ríos Cazones y el Nautla, y
aproximadamente desde la sierra de Puebla hasta la llanura costera de
Veracruz. Sitios en los cuales se localizan y se han registrado
extensas áreas habitacionales con monumentos piramidales, juegos de
pelota y otras estructuras arquitectónicas en las que aún se conservan
fragmentos de muros y relieves esculpidos y con huellas de haber estado
pintados en colores rojo, azul, verde, amarillo o con diseños
simbólicos que se conservan en el exterior y en su interior.
La investigación del doctor Pascual Soto vertida en este libro sobre El
Tajín no se limita a remarcar los detalles escultóricos o de sus
relieves, ni cae en la repetición de los valores estéticos de su
impresionante arquitectura, tantas veces descritos y adornados con las
más espectaculares fotografías que caracterizan a los muchos trabajos
que la preceden.
Sin menospreciar las ilustraciones
de esta publicación, se enfatiza que el gran valor del libro lo
respalda las casi dos décadas de investigación de campo y de gabinete
realizadas en el área señalada y las exploraciones estratigráficas
efectuadas en cada sitio en las que, con su consabida responsabilidad y
el apoyo de un extenso grupo de sus estudiantes, liberó y consolidó las
estructuras urbano-arquitectónicas de Morgadal Grande, Cerro Grande, La
Concha, Vista Hermosa y otros sitios del patrimonio cultural que
compartían el mismo sustrato cultural que El Tajín.
Templo del dios Tajín.
Durante las varias temporadas de exploraciones y
reconocimientos de superficie, Arturo Pascual Soto y sus alumnos
pudieron detectar con mayor firmeza las suposiciones que arqueólogos
como García Payón, W. Du Solier y otros, después de realizar las
primeras exploraciones sistemáticas en este y otros sitios de la costa
del Golfo entre las décadas de los años cuarenta a los sesenta, habían
propuesto que pudo haber una ocupación cultural durante el Preclásico
Medio (ca.
900-500 a.C.) y otra ocupación posterior, en la que encuentran
materiales que pudieran asociarse con los de la cultura teotihuacana de
las fases Tlamimilolpa tardío y toda la etapa Xolalpan (450-750 d.C.).
La semejanza de los materiales cerámicos localizados bajo el piso de
algunas plazas en Morgadal Grande, explorados por Pascual Soto,
comparados con los obtenidos por el doctor Jeffrey Wilkerson en Santa
Luisa, situados sobre la desembocadura del río Tecolutla sobre la costa
del Golfo, confirman la presencia de grupos tempranos en ambos sitios.
Mientras tanto los tiestos cerámicos encontrados sobre las estructuras
arquitectónicas del mismo Morgadal Grande, aunque denotan la existencia
de relaciones comerciales y culturales con la gran urbe teotihuacana,
reflejan una continuidad cultural sin interrupción desde uno o dos
siglos antes de la era cristiana desde el Proto-Clásico y el Clásico
temprano, (100 a.C. a 300 d.c.), como antecedente a la época en la cual
toda la región alcanzó una plenitud y apogeo culturales, bajo el
predominio socio-político de El Tajín durante el Epiclásico.
Las sólidas investigaciones que el doctor Pascual Soto hace en la
región norte y centro del estado de Veracruz rompen con el trillado
enigma sobre ?la repentina insurgencia de las culturas arqueológicas?
que ha dado pie a tantas especulaciones seudo-científicas sobre las
formas de obtención, elaboración y manejo de materiales constructivos,
utilitarios y suntuarios que quedan como evidencia del lento pero
constante desarrollo cultural. Sin embargo, el autor confirma que
?durante el Epiclásico (entre los años 900 a 1200 d.n.e.) se
desarrollaron nuevas técnicas y el uso de materiales que permitieron
techar espacios más amplios, a través de losas fabricadas con mortero
de cal y grava de piedra pómez o de arenisca, apoyadas sobre masivas
columnas de piedra?.
Escultura de piedra caliza en el Panel 6 del Juego de Pelota Sur.
Los miles de tiestos cerámicos localizados en calas
estratigráficas, que meticulosamente fueron situados y registrados en
el contexto cultural correspondiente a Morgadal, Cerro Grande y El
Tajín, le permitieron a Arturo Pascual Soto y a su equipo de
estudiantes y de investigadores en varias disciplinas antropológicas,
sintetizar toda su investigación en una serie de tablas en las cuales
expone la cronología de la región, comparada con las fases del
desarrollo teotihuacano. También señala la frecuencia y abundancia de
la tipología cerámica a lo largo de las cuatro principales fases de los
cambios ocurridos desde el inicio de la era cristiana al año 1100
después de nuestra era, tablas muy útiles para investigaciones futuras.
En este aspecto técnico y metodológico el doctor Pascual incluye seis
apéndices en los cuales sintetiza la información arqueológica obtenida
en Morgadal Grande:
- Cortes y perfiles estratigráficos de las calas para señalar los cambios en los suelos en su formación natural y cultural.
- Diez y nueve tablas con la posición estratigráfica que ocupan
las muestras edafológicas localizadas en las excavaciones efectuadas en
el mismo sitio.- Un catálogo de los perfiles cerámicos recopilado de las
vasijas o fragmentos de vasijas obtenidas en la exploración,
separándolas por etapas cronológicas.- Una tabla en donde sitúa las puntas de flecha y navajillas
de obsidiana en el lugar de su encuentro y nivel
cronológico-estratigráfico.- Una tabla identificando la clase-orden, nombre científico y
popular de las osamentas de animales localizadas en los estratos
cronológicos de su ocupación.- Los resultados de los laboratorios que mandó realizar a más
de treinta fechamientos por radiocarbono de materiales procedentes de
diferentes edificios para ?amarrar?, como se dice entre arqueólogos, la
información cronológica.- Añade el doctor Pascual en la última de sus tablas una
información poco usual pero de suma utilidad para futuras
investigaciones, en la cual resume la orientación de ciertos edificios
de Morgadal con alguna de las constelaciones, estrellas o sucesos
astronómicos que pudieron ser observados durante la fase constructiva
en la que fueron edificados.
Relieve en el juego de pelota.
En una sección de más de cincuenta páginas que incluye más
adelante, el autor describe, analiza y sitúa cronológicamente la gran
variedad de tipos cerámicos localizados estratigráficamente en las
calas efectuadas en Morgadal Grande, y establece una tipología regional
de la etapa formativa (150-300 a.C.) que abarca otros sitios sobre la
costa y las laderas serranas hasta la Huaxteca. Asimismo clasifica las
muestras cerámicas de sus calas correspondientes al Protoclásico,
definiendo con detalle una tipología que, hasta cierta forma, es un
tanto coincidente con la temprana fase Tzacualli de Teotihuacan (0-150
d.C.).
Dedica cerca de cuarenta páginas a su análisis descriptivo,
interpretativo y conceptual sobre el periodo Clásico temprano y medio,
al cual considera como un embate de ?la modernidad teotihuacana?, en la
que describe con gran detalle la tipología cerámica que pulula en la
extensa región aluvial de Coatzintla, entre las cuencas de los ríos
Cazones y el Tecolutla, clasificada como la fase Cacahuatal en esa
región costera.El minucioso análisis de los miles de
tepalcates que se acostumbra realizar en todas las excavaciones no le
resultó tan aburrido, como sucede en otros sitios, ya que en los
soportes de las vasijas de esta región el diseño de espirales, ganchos
y volutas que han caracterizado el llamado ?estilo tajinesco?, también
conocido como ?volutas totonacas?, se convierte en el diseño más
abundante de la etapa ?Cacahuatal? (350-600 d.n.e.), que resulta ser
contemporáneo a la fase Tlamimilolpa tardío y Xolalpan de Teotihuacan,
tanto como a la fase ?Esperanza? de Kaminal-Juyú en Guatemala donde se
encontró, en un espacio funerario compartido con objetos rituales y
otros materiales identificados como teotihuacanos, un espejo de pirita
grabado con esos diseños procedentes del golfo.
Escultura 1 del Edificio 5. Con
tal consideración, el doctor Pascual Soto recopila de las
investigaciones de otros colegas que trabajaron la región central del
estado de Veracruz, especialmente en El Pital, Matacapan y otros sitios
a lo largo de la cuenca del río Nautla y la sierra de los Tuxtlas, para
señalar la existencia de un constante intercambio socio-político,
comercial y demás aspectos culturales que se extendían, a través de
diferentes rutas de comunicación entre los Altos de Guatemala, el
Altiplano Central y la Costa del Golfo.
En cuanto a las
antiguas proposiciones de que El Tajín surgió a consecuencia de la
caída de Teotihuacan, el doctor Pascual Soto y su equipo detectaron en
los estratos más bajos o antiguos de las exploraciones realizadas en
Morgadal, Cerro Grande y El Tajín que, durante ese largo proceso de
transformación regional, ?el influjo civilizatorio teotihuacano? (como
lo llama Arturo Pascual), no fue tan fuerte en la región norte de
Veracruz como en la parte central, donde se sitúa Matacapan y la Sierra
de los Tuxtlas, llegando hasta la zona maya.
Añade el
doctor Pascual Soto que desde el final de la etapa Cacahuatal y la
primera fase del periodo Isla (Isla A), equivalente a la etapa Xolalpan
tardío-Metepec (650-750 d.C.), El Tajín pasa por una etapa de
reorganización político-económica que origina el auge cultural en el
que yugos, hachas, palmas y otros elementos asociados a los juegos de
pelota, acompañados de objetos y enseres cerámicos y de otros
materiales cubiertos por los clásicos entrelaces del sistema sígnico,
que por años se les ha atribuido proceder de El Tajín, se extienden por
una gran parte de Mesoamérica.
Finalmente, el autor del libro considera que fue ?hasta ya entrado el
siglo IX? d.n.e. cuando se infiltra el grupo Totonaco, ocupando el
litoral del Golfo hasta la sierra de Puebla (donde se localiza
Yohualichan y otros sitios), sin que se haya logrado definir el papel
que jugaron los grupos totonacos y huastecos durante este evidente
desarrollo cultural que ha sido clasificado como el Epiclásico. Un
periodo correspondiente a la etapa en la que hay evidencias de
incursiones de conquistas expansionistas que se reflejaron en la
proliferación de los juegos de pelota, la ocupación de otros espacios
urbanos y en la modificación de algunas estructuras arquitectónicas en
las cuales se instauran gruesas columnas labradas con relieves
descriptivos de las victorias del líder guerrero y dirigente político
sobre los pueblos conquistados.
Hasta aquí el análisis de los elementos arqueológicos que Arturo
Pascual Soto hace de sus excavaciones en la región.
El Libro fue presentado en la casa de los Condes de San Mateo de
Valparaiso y Marqueses de Jaral de Berrio. mejor conocida como Palacio
de Iturbide.
* Jorge Angulo Villaseñor es arqueólogo. Es investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Archivo Histórico Santa María de Papantla, Veracruz,México.
Angel H. Pineda-Blancarte Coordinador General del Archivo Histórico
Informes: archivohistoricopapantla
@hotmail.com
http://groups.msn.com/archivohi
storicosantamariadepapantla